sábado, mayo 18, 2024
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En una guerra no hay vencedores

La invasión de Rusia a Ucrania tendrá efectos en todo el mundo. Y, ahí estamos nosotros. Lo cierto es que los efectos negativos llegarán a todos en mayor o menor grado.
Bolivia, como lo señala claramente la Constitución Política del Estado, es un país pacifista y así lo manifestó el Gobierno. Estamos en contra de la invasión a Ucrania porque en nuestra historia sufrimos casos similares, como las guerras del Pacífico y del Acre, donde perdimos nuestras costas en el océano Pacífico y territorios muy importantes para el desarrollo del país.
Hace pocos días, Jorge Richter, portavoz del presidente Arce, decía: “ahora toda la tarea ya está señalada, ya lo dijo el presidente Arce días atrás, todas las preocupaciones y las miradas (deben estar dirigidas) a proteger la estabilidad económica de nuestro país. Estamos avanzando y hoy día, así como con la pandemia, hoy día las preocupaciones están en que este hecho bélico en el mundo no nos afecte a nosotros en lo que hace a nuestra estabilidad económica y ahí puesta la atención y la mirada en lo que va ocurriendo día a día”.
El país debe tomar todas las previsiones necesarias para reducir al mínimo los efectos de este conflicto bélico. No podremos quedar al margen de las ondas provocadas por esta guerra. Es cierto que ya empezaron a subir los precios de alimentos, minerales, petróleo y sus derivados.
En el caso particular boliviano, las exportaciones de minerales, soya y gas podrían beneficiarse por el alza de sus precios en el mercado internacional. En los hidrocarburos, la baja de la producción de gas no permitirá cubrir incrementos de la demanda y las importaciones de gasolina y diésel demandarán mayores gastos del Gobierno por el incremento de sus precios.
Las exportaciones de minerales solo servirán para elevar las reservas de divisas, pues su aporte a los ingresos de fisco será mínimo porque este sector no aporta como el petrolero.
Pero, la mayor preocupación de Gobierno debe estar orientada hacia los precios del trigo, pues la producción nacional de este cereal apenas cubre el 30 % del consumo boliviano, y el resto se debe importar, principalmente de Argentina.
René Martínez, economista de la Fundación Jubileo, nos recuerda que, como resultado de las mayores erogaciones previstas en el PGN –la inversión pública programada para el 2022 es un 25 % más que el 2021– y los limitados ingresos, el presupuesto de este año prevé un profundo déficit fiscal, de 8 %, y un consecuente mayor endeudamiento que incluye la emisión de bonos soberanos.
La información proveniente de fuera del país pone énfasis en que el mundo se ha visto afectado por una serie de problemas: temor de que suban las tasas de interés, de una inflación sofocante y de que siga habiendo cuellos de botella en la cadena de suministro. Estas son las amenazas que están presentes en todo el mundo.
En el portal de France24 se dice con mucha claridad: “Washington y Europa prometen sanciones sin precedentes a Moscú que podrían hacer tambalear la economía mundial. Los mercados estadounidenses abrieron a la baja este 24 de febrero y el petróleo superó la barrera de los 100 dólares. Las consecuencias del conflicto podrían ser devastadoras a nivel económico”.
Además de lo señalado, la invasión rusa a Ucrania tendrá repercusiones económicas complejas y de intensidad diferente en cada país. En el corto plazo las bolsas de valores en el mundo reaccionaron registrando caídas significativas en sus índices y se tiene los primeros indicios de una inestabilidad en los mercados financieros.
Luego está la inflación en los países desarrollados, que continuará en aumento, afectando al crecimiento económico. Con el inicio de la recuperación económica mundial post covid-19, el nivel de precios en las economías del mundo estaba al alza.
En El Financiero –el principal diario especializado en finanzas, economía y negocios de México– se comenta que la economía mundial aún no se recupera por completo de la sacudida generada por el covid-19 y el panorama luce nuevamente con gran incertidumbre por el conflicto en Ucrania.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la invasión de Rusia a Ucrania prolongará la oscura temporada que vive la economía mundial.
Para la Standard & Poor’s (S&P), además de los costos humanos y la perturbación en los mercados financieros, el conflicto podría tener efectos profundos y prolongados en las perspectivas macroeconómicas y en las condiciones crediticias en todo el mundo.
Otra consecuencia de esta guerra es el encarecimiento del crédito, ahora será mucho más difícil que el gobierno pueda reprogramar el pago de sus bonos soberanos y conseguir nuevos préstamos. Esto podría obligar al Gobierno a reducir su programa de inversión pública o recortar otra parte de su presupuesto, para reducir el déficit fiscal.
En este escenario, los empresarios reiteramos al Gobierno que, si están dadas las condiciones de seguridad para la inversión privada, podemos asumir parte de la inversión productiva, para que el país siga creciendo y no se vea muy afectado por este conflicto internacional.

El autor es Economista, licenciado en la UMSA, doctorado Ph.D en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE (Academia Boliviana de Ciencias Económicas).

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