En muchas unidades educativas del subsistema de educación regular, el inicio de actividades académicas presenciales reflejó, a los ojos de los padres de familia y autoridades, ausencia de maestros, maestras y directores, porque algunos de ellos fueron víctimas de la pandemia. Partieron a la eternidad, sin despedirse de sus estudiantes y colegas de trabajo, entubados a botellones de oxígeno, dejando sus cargos docentes en acefalía y dejando a sus estudiantes sin maestros, desde la gestión pasada.
Transmisores de esta ingrata noticia, de la partida de un compañero de trabajo, han sido los gestores educativos o directores. Ellos, en la inauguración del año académico, comunicaron a la comunidad sobre la muerte del profesor de un determinado curso. Ante esta situación, en la Resolución Ministerial 001/2022 del Ministerio de Educación, artículo 70, se describe los mecanismos para designar a nuevos maestros.
Los encargados de reportar e informar mensualmente sobre la acefalía docente que se presenta en una unidad educativa, en primera instancia son el director o directora. Quienes elevan informe de acefalía a la autoridad educativa de distrito, llenando un formulario de declaratoria de acefalía docente. Los directores distritales reportan acefalías a la Dirección Departamental de Educación y esta al Ministerio de Educación, para que publiquen fechas de “compulsa docente”, que se realizan del 25 al 05 de cada mes.
Declarar en acefalía un ítem docente es un proceso burocrático de cumplimiento obligatorio para los directores distritales de educación; lo que implica papeleo y gasto económico infructuoso en fotocopias de los documentos personales del maestro, porque la entidad revisora cuenta en la base de datos. Si no se sigue ese camino espinoso, simplemente no se designa al docente. Y los encargados de obstruir la designación están en la Jefatura de la Unidad de Administración de Recursos Humanos del Ministerio de Educación, quienes revisan buscando afanosamente cualquier resquicio erróneo en el memorando de designación. Mientras tanto, los damnificados son los estudiantes que se quedan sin maestro, ni avance de contenidos curriculares, durante semanas en la escuela.
Otro problema central para designar a los docentes en ítems acéfalos, está en la hegemonía administrativa del Ministerio de Educación, que acaparando las funciones y atribuciones de los directores distritales de educación, ahora centralizan información de declaratoria de acefalías en la Unidad de Gestión de Personal del Sistema Educativo Público “UGPSEP”, para luego programar cada mes la famosa compulsa docente, donde se llena una infinidad de formularios derivados del Reglamento de Escalafón Docente (Art. 24).
En las compulsas docentes falta el actuar transparente de los miembros de la comisión, quienes aparentemente direccionan la calificación de méritos para favorecer a determinados postulantes, cayendo en la mercantilización de la educación y actos de corrupción detestables. Además, pierden mucho tiempo en la publicación de las convocatorias, mientras tanto los estudiantes se quedan sin maestro ni educación pública, única y gratuita.
Entonces, aquí habría que preguntar a los burócratas del Ministerio: ¿Qué es lo prioritario?, ¿que los estudiantes cuenten con maestros desde el primer día de clases?, o ¿demorar en la revisión del memorándum de designación de los maestros? Indudablemente, lo fundamental para cualquier funcionario educativo son los estudiantes, que ellos cuenten con maestros desde un principio, hasta la finalización de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Al concluir, sugerimos a las autoridades del Ministerio de Educación corregir las irregularidades que se producen en las compulsas docentes, concertando y consensuando con los actores de la educación, mecanismos ágiles e idóneos para lograr designación rápida de los profesores en ítems acéfalos, para evitar que los estudiantes se queden sin maestro durante semanas y meses en la escuela.
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