domingo, mayo 5, 2024
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Burguesía obrera gana sin trabajar

Los Estados modernos han establecido en su vida práctica y su legislación que “quien no trabaja, no come” y el trabajo es un honor y es inaceptable que exista una aristocracia de obreros privilegiados que gozan de fabulosos salarios, bonos, aguinaldos, que están “en comisión”, es decir, que ganan sin trabajar. Y, además, tienen familiares en altos cargos de la burocracia estatal.
El caso no ha sido denunciado en algún país capitalista, sino en Bolivia que tiene gobierno de izquierda, país que se dice vive con el “socialismo del Siglo XXI”. Y es que se denunció que en la tambaleante empresa estatal YPFB existe, desde hace quince años, una elite de “dirigentes obreros” que ganan sin trabajar, perciben salarios mensuales de 35 y 50 mil bolivianos, haciendo el total anual de ingresos entre 210 y 500 mil bolivianos, sin contar “cartas y espadas”. Monto que un obrero corriente no puede obtener y que podría servir para mantener a veinte obreros, trabajando de sol a sol, con el amén en la boca.
Se trata, a simple vista, de un verdadero acto de corrupción de izquierda, pues obreros fantasmas de una “rosca” ganan fantásticos sueldos, mientras la clase obrera boliviana vive en la miseria y cada día le “clavan” nuevos impuestos y rebajas salariales. Ni qué decir de quienes no tienen trabajo fijo y apenas ganan diez bolivianos al día, no reciben bonos, beneficios sociales, ni aguinaldos y tienen que vender su alma al diablo para alimentar a sus familias.
A esa complicidad con la corrupción en la citada empresa del Estado Plurinacional, se suma la crisis no solo de esa entidad, sino del Estado y de la clase obrera boliviana, ya esquilmada por la ola de inmoralidad que afecta a todo el país, como en el caso de la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra, cuya titular y sus socios se apropiaban de tres millones de dólares al año, con 800 ítems. También está el caso de un fiscal que a diario recibía coimas, así como los casos de la “empresaria” Zapata o la ministra del Fondo Indígena que, encontrando el arca abierta, metieron la mano y hoy viven inmunes e impunes.
Lo notable es en que estamos en un país de izquierda, donde mientras los obreros comunes agonizan en la pobreza, una burguesía obrera goza de maravillosas gollorías a costa de la quiebra de una empresa del Estado plurinacional.
Entre tanto, la burguesía insensible y satisfecha de la COB cogobernante no dice esta boca es mía, de tal forma que elude su responsabilidad histórica y confirma que “donde se pone el dedo, salta el pus”.

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