sábado, abril 27, 2024
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Claves de nuevos objetivos para 2022

Ana Gómez

Adelgazar, conseguir nuevo empleo, hacer deporte, ir al gimnasio, dejar de fumar, apuntarse a alguna actividad nueva o ahorrar, son algunos propósitos que se nos viene a la mente al comenzar un nuevo año. Este tipo de cosas nos impulsa a construir nuevos retos, metas más altas, objetivos más ambiciosos y –por qué no– continuar con todo lo que nos gusta y nos hace felices.

Visualizar el objetivo y ser constante serán las claves principales para conseguirlos, aunque el cerebro tiene ‘trampas’ que lo dificultan

Todo esto puede quedarse en buenas intenciones que se deslizan con las hojas caídas del calendario. ¿Cómo evitar la frustración? ¿Merece la pena?

Hace ya más de 75 años, en 1943, el psicólogo Abraham Maslow creó su popular pirámide de necesidades: La Pirámide de Maslow –que él llamó Jerarquía de necesidades–. Ésta defendía que según los seres humanos iban consiguiendo satisfacer sus necesidades más básicas, luego necesitarían complacer aquellas más elevadas. “Nuestras acciones, que van siempre dirigidas a un objetivo, nacen de la motivación de cubrir ciertas necesidades que tenemos. Y que normalmente suelen ir ordenadas según la importancia que tienen para nuestro bienestar”, explica  la psicóloga Giulia de Benito.

Según menciona la profesional, “es importante que las personas tengamos un propósito general en nuestras vidas, ya que se convierte en el motor que nos lleva a enfrentar retos y dificultades para alcanzarlos y mejorar nuestra calidad de vida. Necesitamos marcarnos metas e invertir gran parte de nuestra energía en alcanzarlas ya que esto nos permite evaluar de una forma objetiva en qué punto de nuestra vida nos encontramos, qué cosas nos son importantes y cómo estamos en términos de autoconcepto y autoestima, dos elementos que determinan la forma en la que nos vemos a nosotros mismos e interpretamos nuestra realidad”.

Sin duda, tanto el autoconcepto como la autoestima son dos factores que determinan nuestra forma de ser y estar en el mundo, algo que guiará en todo momento nuestra percepción de nosotros mismos

El 80% fracasamos antes de marzo

El hecho de que los nuevos propósitos se planteen al principio de año o al comenzar cada curso escolar no es algo raro. “El inicio de la semana, del mes o del año nos marcan la posibilidad de hacerlo bien desde el principio, de tener una visión completa y positiva de un periodo de tiempo. Los nuevos comienzos nos dan la esperanza de poder ser mejores”, asegura la psicóloga. Sin embargo, no siempre conseguimos nuestros propósitos y los abandonamos en el intento.

Así, y según informa esta profesional, “las investigaciones nos dicen que casi la mitad de los adultos hacemos propósitos para el año nuevo. Sin embargo, el 80% de nosotros fracasaremos antes de llegar a la segunda mitad del mes de febrero”.

No hay duda de que para conseguir nuestras metas se necesitan esfuerzo, dedicación y mucha paciencia. Por ejemplo, ¿cuánto hace falta invertir para conseguir adquirir la rutina de hacer deporte al menos 3 días a la semana? ¿O para conseguir cumplir con la indicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de hacer 150 minutos de actividad física a la semana? ¿O para apuntarnos a clases de un idioma y no abandonarlo a los pocos días?

 

Un estudio de la revista European Journal of Social Psychology afirma que para conseguir un hábito hacen falta 66 días.

Si no entrenamos las habilidades para satisfacer nuestras necesidades nos sumimos en una espiral que hace cada día más difícil la mejora

Claves para conseguir los nuevos propósitos

Merece la pena concentrar los esfuerzos, al menos durante estos primeros meses para conseguir nuestros objetivos marcados. Para ello, uno de los aspectos clave para conseguirlos es lo que en Psicología se llama ‘motivación intrínseca’. Esto es, la motivación que se encuentra en uno mismo, la motivación por querer ser mejores y no por conseguir una recompensa como puede ser, por ejemplo, dinero.

Fija las metas, defínelas y ponles fecha.

Siéntate, coge papel y bolígrafo y escríbelas de tu puño y letra. Concreta el propósito y ponle fecha de inicio, así como la periodicidad de cumplimiento, si se trata de una tarea. Por ejemplo: ampliar mis estudios de inglés. Apuntarme a una academia. Comenzar el próximo 1 de febrero. Se trata de evitar las ambigüedades.

 Visualiza tu objetivo

Las emociones positivas son las que nos mueven a la acción, así que visualízate llevando a cabo tus objetivos y sintiendo la felicidad del propósito cumplido. Si tu esfuerzo va a ir encaminado a ahorrar dinero para las vacaciones, imagínate con lo guardado en el mes de junio y sacando un billete de avión a un destino favorito.

 No te castigues si fallas

Si has incumplido el propósito, continúa esforzándote, no tires todo por la borda. Un fallo puntual no es un fracaso definitivo, a no ser que decidas saltarte las reglas o reinventarlas según tus conveniencias continuamente. El compromiso con tu objetivo te mantendrá en la acción.

 Piensa en positivo

Te será difícil conseguir algo si tu estado general está teñido de negatividad. Tienes que aprender (este consejo es esencial) a mirar en tu interior y a utilizar las herramientas que te ayuden a gestionar tu relación con el entorno de forma positiva.

Crea hábitos para mantener la motivación

Es muy difícil mantener la motivación, por lo que no hay que confiarse. Los resultados que vayamos obteniendo nos ayudarán a sentirnos optimistas y con ganas de persistir en el empeño. Si nuestro propósito, por ejemplo, es guardar la línea, pesarnos y ver que todo marcha correctamente nos va a dar confianza para insistir en el objetivo.

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