lunes, mayo 6, 2024
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Inteligencia emocional y Pensamiento crítico Naturaleza e importancia de su relación e interdependencia

Por: Equipo editor

 

Recordemos que el pensamiento crítico es el proceso intelectual que se realiza de forma consciente y autorregulada, que permite pensar con lógica y llegar a un juicio razonable analizando, evaluando, interpretando, infiriendo y explicando la realidad a través de cuestiones evidenciables y objetivas. Es decir, consiste en ser receptivo a la información, cuestionándola sin aceptarla directamente.

 

El ejercicio del pensamiento crítico nos obliga a ser creativos, dinámicos, hacia la búsqueda de diversas respuestas para un mismo problema, el respeto a las ideas divergentes y sobre todo la búsqueda de la coherencia entre el pensamiento y la acción. Se considera que es mejor una buena acción que mil palabras.

 

Generar pensamiento crítico y creativo en un niño requiere en primera instancia conocer las creencias que poseen los pequeños sobre determinados conocimientos, tomar en cuenta que la mayor parte de los conocimientos adquiridos por las personas son producto de las interacciones sociales y culturales en que se desenvuelven. Dichos conocimientos se han interiorizado de manera errónea en muchos casos y con bastante frecuencia, por ello es necesario el análisis de las creencias con el afán de modificarlas y que se instauren en la mente de una manera más cualitativa al tratar de fomentar el pensamiento crítico en un niño.

 

Las características del pensamiento crítico más relevantes son:

 

  • La agudeza perceptiva. Capacidad de realizar observaciones detalladas acerca de un objeto o información y emitir conclusiones.
  • Cuestionamiento permanentemente de las cosas. No ser conformista; buscar y enjuiciar el porqué de todo.
  • Construcción y reconstrucción del saber.Estar pendiente de nuevos descubrimientos, relacionar los conocimientos nuevos con los antiguos.
  • Mente abierta. No tener opiniones rígidas, sino disposición a aceptar las ideas de los demás y reconocer cuándo se está equivocado.
  • Coraje intelectual.Afrontar las decisiones difíciles o aceptar las críticas de los demás.
  • Autorregulación.Capacidad de controlar nuestra forma de pensar y de actuar.
  • Control emotivo.Mantener la calma ante ideas o pensamientos contrarios a los nuestros y no dejarnos llevar por los impulsos.
  • Valoración justa.Otorgar a las opiniones y sucesos el valor que objetivamente se merecen.

 

Hay niños que, de manera innata, son más curiosos que otros y se cuestionan las cosas de forma natural. Sin embargo, todos pueden aprender habilidades de pensamiento crítico y por ello tanto padres como los profesores deben ser los mejores maestros para ello. Algunas actividades que se pueden realizarse para desarrollar el pensamiento crítico son:

 

  • Cuando un niño pregunte el porqué de algo, es importante no responderle de forma directa, sino preguntarle qué cree él para que primero obtenga sus propias conclusiones. Posteriormente, el adulto sí puede añadir información adicional.
  • Realizar actividades de observación en las que el niño tenga que emitir juicios a través de pequeños detalles. Por ejemplo, pedirle que observe bien un dibujo y preguntarle: ¿qué crees que está ocurriendo aquí?, ¿por qué crees que está ocurriendo eso?
  • Servir de modelo y ante la resolución de un problema o situación, pensar en voz alta.
  • Antes de una lectura, ya sea de un libro o de una lección, hacerle preguntas para que sea consciente de la información previa que conoce acerca de esa lectura o ese tema.
  • Al terminar de leer una lectura o una lección, preguntar qué sabía antes sobre ese tema y qué sabe ahora y si ha cambiado algo de lo que pensaba.
  • Siempre que se pueda, permitir que el niño aprenda mediante proyectos en los que tenga que buscar información en distintos sitios, analizarla, resolver las dudas que le surjan, resumirla y exponerla a otros, ya que esto permite profundizar en lo que está aprendiendo.
  • Enseñarle a evaluar su trabajo de forma objetiva. Por ejemplo, puede realizar una especie de control por escrito acerca de lo que ha aprendido, sintetizarlo, exponerlo y posteriormente cotejar su información con la obtenida en otros medios (libros, enciclopedias, etc.), para corregir datos, añadir información o eliminar lo que no es relevante.
  • Trabajar la realización de inferencias. Por ejemplo, tanto en un relato oral como en una películao en un texto, podemos preguntarle por qué ocurren determinadas cosas, como las interpreta el niño. Lo mismo haremos cuando lea un texto, trabajaremos el establecimiento de hipótesis centrándonos en preguntarle no solo cuestiones memorísticas (qué, cómo, cuándo, dónde, etc.), sino sobre aspectos que no vienen de forma literal en el texto y que él debe sacar a través de la información explícita y de sus conocimiento previos.
  • Ayudarle a comprender conceptos de forma crítica. Por ejemplo, podemos pedirle que busque un concepto en el diccionario para después preguntarle qué significa para él ese concepto y hacer que lo aplique en alguna frase o en algún ejemplo de forma espontánea.
  • Enseñarle a trabajar en equipo, a compartir las ideas de los demás, a llegar a un acuerdo común y a ceder en algunos aspectos.
  • Entrenarle en la resolución de problemas cotidianos: ayudarle a identificar el problema, hacer una lluvia de ideas sobre todas las posibles soluciones, pensar las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas y decidir cuál es la mejor opción final.
  • Realizar debates acerca de temas controvertidos en los que tenga que defender su postura, pero también la postura contraria, con argumentos y no con opiniones o creencias.
  • Enseñarle a comparar y contrastar cosas. Por ejemplo, preguntarle en qué se parecen y se diferencian dos conceptos, dos personajes o dos historias.
  • Cuando se equivoque, hacerle preguntas para ayudarle a encontrar la verdadera solución y animarle también a hacer preguntas él para que pueda investigar más y autocorregirse.
  • Transmitirle algunos valores esenciales como la empatía, la responsabilidad, la tolerancia, la justicia, entre otros para que pueda utilizarlos a la hora de cuestionarse la realidad que le rodea.
  • En aquellos aspectos en los que pueda hacerlo, dejarle decidir con autonomíapara que aprenda a asumir la responsabilidad de sus decisiones.

 

Los educadores deben promover la intuición creativa y el razonamiento lógico. La educación moral requiere un elemento de razonamiento, de construcción del carácter y un elemento de liberación emocional y sensibilización. La verdadera educación busca la integración de todos estos aspectos.

 

El pensamiento crítico implica reflexionar sobre la validez de lo que se ha leído a la luz del conocimiento y la comprensión del mundo que se tiene. Tiene como función principal decidir si el significado escogido es el cierto y se acepta esa práctica.

 

El pensamiento crítico hace parte de un conjunto de capacidades intelectuales de orden superior que se debe promover desde la escuela y ellas son: análisis, síntesis, conceptualización, manejo de información, pensamiento sistémico, pensamiento crítico, investigación y meta cognición.

 

El pensador crítico es inquisitivo, bien informado, de raciocinio confiable, de mente abierta, flexible, evalúa con justicia, honesto en reconocer sus prejuicios, prudente al emitir juicios, dispuesto a reconsiderar, claro respecto a los problemas, ordenado en materias complejas, razonable a la selección de criterios enfocado en investigar y persistente.

 

El razonamiento consiste en la actividad de la mente humana y consiste en dar razones para sacar conclusiones basándose en razones o en deducir consecuencias a partir de premisas. La reflexión metodológica. Pensamiento encaminado a comprender y evaluar los propósitos y procedimientos utilizados en la búsqueda de la verdad.

 

Los educadores deben promover la intuición creativa y el razonamiento lógico. La educación moral requiere un elemento de razonamiento, de construcción del carácter y un elemento de liberación emocional y sensibilización verdadera educación busca la integración de todos estos aspectos.

 

Se espera que el educador:

 

  • Trate de fomentar discusiones entre sus alumnos.
  • Exprese curiosidad y se involucre en la discusión en lugar de responder mecánicamente a los estudiantes.
  • Demuestre interés en entender las ideas y temas que se discuten, expresando apertura y honestidad.
  • Evite aparecer como la única autoridad, como la única fuente de respuestas correctas.
  • Busque medios para mantener claro el hilo de la discusión.
  • Evite manipular la opinión de los estudiantes para imponer su propio punto de vista.
  • Fomente un ambiente de confianza donde cada estudiante es estimulado a pensar que tiene algo valioso que contribuir, que él será escuchado y que sus opiniones se tomarán en cuenta.
  • Promueva el diálogo entre estudiantes, en lugar de solo el diálogo educador-docente.
  • Brindar a cada estudiante suficiente tiempo para desarrollar una respuesta sustanciosa respecto a las preguntas dadas, antes de pasar a otros estudiantes o a otras preguntas.
  • Constatar que los estudiantes entienden si siguen lo que se dice en la lección (puede ser parafraseando o pidiendo a algún estudiante que lo haga) y los estimula para que lleven un diálogo más allá de lo dado.
  • Tratar de hacer transiciones de un tema a otro de una manera suave y natural, siguiendo el interés de los estudiantes y poniendo atención en la relevancia que poseen los temas planteados.

 

Consideraciones que se deben tomar en cuenta como padres si se desea promover el pensamiento crítico:

 

Fomenta en tu hijo el amor por el conocimiento. La información es fundamental en el pensamiento crítico. Cuantos más datos tenemos, mejor podemos juzgar y reaccionar. Promueve el amor por el conocimiento en el ámbito familiar, responde siempre de forma sencilla y clara a las preguntas de tu hijo, incita y premia su curiosidad.

 

Ayúdale a comprender. Para pensar de forma crítica hay que ser capaz de entender el mundo que nos rodea, conocer las causas de las cosas y los efectos de nuestras acciones. Se puede trabajar con los hijos la organización y selección de hechos e ideas, la interpretación de un suceso o una noticia o la capacidad para distinguir qué es importante en una información y qué es secundario.

 

Fomenta la argumentación. El pensamiento crítico se nutre del debate, la lógica, la capacidad de relacionar hechos, el análisis de las diferentes opciones u opiniones o la puesta en común de puntos de vista. Por ello se debe animar a los hijos a argumentar lo que dice y hace, y a analizar las actuaciones o discursos de otras personas para tratar de entender la argumentación y el proceso de toma de decisiones que subyace tras ellos.

 

Transmítele valores fundamentales. El pensamiento racional y basado en hechos es importante en el pensamiento crítico, pero también debe basarse en valores. Cuando un hijo tome una decisión o se forme una opinión sobre algo o alguien tendrá que aplicar la objetividad pero también apelar a sus convicciones y a la ética. Fomenta valores como la empatía, la justicia, la igualdad, el respeto y la tolerancia, la libertad, la honestidad, la responsabilidad o la humildad.

 

Déjale decidir con autonomía. Aprendemos haciendo, poniendo en práctica; por eso es importante que los niños tomen sus decisiones y animarlos a expresar su opinión en situaciones de su día a día. Aprenderá a establecer prioridades, aceptar y solucionar los errores, será más autónomo y se responsabilizará de sus decisiones.

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