lunes, mayo 6, 2024
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Mejorar y estudiar aciertos, sin repetir errores del pasado

En el diario vivir del pueblo se prueba que los gobiernos, al asumir funciones, demuestran cuán poco conocen la realidad del país porque, de entrada, improvisan y adoptan medidas que no han sido estudiadas ni se comprobado antecedentes. Se nota que todo es “cuestión de adecuarlo a las circunstancias”, y hasta quienes han tenido experiencias en anteriores gobiernos demuestran total ignorancia y asientan sus cargos en la improvisación y hasta en “el saber de los áulicos que ya sirvieron a otros regímenes y dicen tener conocimiento de todo”.

Es importante que el actual gobierno evite tomar como base o ejemplo los hechos del gobierno de catorce años que no fueron constructivos, aprovechando los excesos financieros de que dispuso. Hay hechos positivos que habrá que perfeccionar; pero en su mayoría hay obras que han sido realizadas para satisfacer egolatrías momentáneas que son de escaso beneficio y que no merecen ser tomadas en cuenta. Así, bien se puede asegurar que hay obras y realizaciones en todos los gobiernos que merecen poca credibilidad y no tienen importancia para merecer correcciones y perfeccionamiento. Y son las diversas gobernaciones y alcaldías las entidades que podrán señalar la cantidad y calidad de lo realizado.

Las experiencias de pasados lejanos y, mucho más de los cercanos, deben ser estudiadas por el gobierno y solamente aquello que merezca atención ser tomado en cuenta. De otro modo, habrá que desestimar y hacer que los profesionales del régimen estudien y actualicen lo que haya que hacer, inclusive aprovechando asesoramientos de organizaciones internacionales y experiencias de países amigos, para ver y establecer qué sería bueno tomar en cuenta y cómo emprender su realización. Lo cierto es que, en general, debieron prevalecer los estudios realizados por nuestro personal profesional y ser tomado en cuenta, además, lo que seguramente han preparado algunas universidades y que podría ser factible de realización y, también, incluir presupuestos y costos, que son factores importantes.

En todo caso, las experiencias que sean recogidas deben servir para no repetir errores y decidir que los partidos políticos estudien las urgencias y necesidades de cada región del país, para que, en su momento, sean atendidas y disponer lo necesario para ello. Lo que siempre queda en duda es si los partidos políticos realizan acciones para que su militancia –empezando por los mandos medios, antes de acceder al gobierno o siquiera intentar hacerlo– se prepare, estudie, analice, busque y examine qué es lo que se debe hacer. Es decir, hacer estudios en la población para ver experiencias pasadas y, conforme al acopio de datos, incluir en los análisis todos los elementos de juicio.

Urge, pues, que la política partidista tome en cuenta lo que necesita el país, no actúe a ciegas, no juegue al azar y tome conciencia de realidades con miras a transmitir conocimientos a su militancia con la finalidad de que, en determinado momento, esté debidamente preparada para cumplir funciones encomendadas por su partido o por el mismo conjunto de instituciones que, con seguridad, debe requerir de personal que sea capaz y no esté para improvisaciones y hasta adivinanzas.

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