domingo, mayo 5, 2024
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Oro y plata, “negocio de chinos”

Entre lo mucho que se dice, en broma o en serio, en el hablar popular, se escucha la  frase: “El oro y la plata, negocio solo de chinos”, para referirse seguramente al hecho de que tanto en el norte de La Paz, como en el Beni, aprovechando la existencia de los grandes ríos, en sus riberas se han asentado chinos que se dedican a explotar oro y lo hacen sin tomar en cuenta a los ribereños o habitantes de las cercanías y hasta los aprovechan para que “sirvan de esclavos del oro”, como los llaman algunos vecinos.

Muchas veces hubo reclamos para que se evite el trabajo de chinos que explotan oro, inclusive utilizando mercurio que es letal para las aguas y las plantaciones; pero los reclamos siempre cayeron en “saco roto” y no hay autoridad que frene lo que causa mucho daño a pobladores de las riberas, que habitan las cercanías de los ríos y, en casos, alientan la explotación aurífera, alegando que se trata de “pago de impuestos”. Sin embargo, la realidad es que jamás tributan y menos atienden con medicamentos y alimentos a quienes trabajan para beneficiar a chinos que circulan por toda la región y mucho más en las márgenes de los ríos.

En los últimos quince años se ha producido una especie de invasión de extranjeros en toda la región oriental y muy especialmente en territorios cercanos a los ríos; se trata de personas que explotan a los nativos, los utilizan para cazar diversos tipos de animales que habitan las selvas y lo hacen para negociar pieles que llevan al Brasil y al Perú, negocian vegetales y carnes mediante el sistema de trueque; comerciantes vendedores de todo tipo de mercaderías pasan desde el Brasil y, a cambio de oro, colocan buena parte de sus artículos que proceden del contrabando. Este tipo de negocios da lugar a la llegada de muchos habitantes procedentes de Paraguay, Uruguay, Brasil y hasta de Europa que, enterados de la posibilidad de adquirir oro, realizan sus viajes desde lejanías.

Chinos, peruanos y colombianos cruzan las fronteras portando ropa, baratijas como joyería, medicamentos y alimentos que cuentan con muchos compradores; lo hacen muchas veces a la vista y bajo consentimientos de autoridades bolivianas; pero no hay forma de poner coto al negocio de explotar oro y plata; en algunos casos, con el estilo de las selvas colombianas, se trata de encontrar piedras semipreciosas.

Es urgente que sean establecidos controles muy estrictos en las fronteras, se cuide las márgenes de ríos y se evite el contrabando; se debe instalar oficinas de Aduanas e impuestos, construir escuelas y establecer negocios legales. La institucionalidad debe asentarse en toda la región; de otro modo, son sitios aptos para delincuentes y contrabandistas que inclusive explotan a los habitantes ribereños; no pagan beneficios sociales y menos impuestos.

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