Producción ilegal de oro y contrabando

Muchas veces, en los últimos años, se ha denunciado que la explotación ilegal de oro en diversas regiones del país no tiene freno, que ciudadanos colombianos, peruanos, chinos y de otras nacionalidades extraen gran cantidad de oro en las regiones amazónicas, en las faldas y entornos del Illimani y en cabeceras y valles del país. Las autoridades al saber de reiteradas denuncias han expresado criterios para “poner freno a estas actividades, evitar la incursión de elementos extranjeros y la salida del país de cantidades enormes de oro que es comercializado en el Brasil”. Pero nada de esos informes se ha cumplido y la explotación es imparable con el añadido de que fomenta el contrabando, y grave para el medio ambiente es el uso de mercurio para explotar el metal, especialmente en los ríos de la región oriental del país.
Cuando se busca informaciones pormenorizadas en dependencias oficiales, las respuestas son simples pretextos o mutismo. ¿Cuáles son las verdades que rodean a la explotación del rico mineral? ¿El gobierno y dependencias perciben regalías e impuestos con esta explotación irracional? ¿Qué papel juega el Banco Central que debe ser la entidad que controle y, en lo posible, sea receptor de quienes comercializan el oro? Muchas veces se anotó que el Banco Minero “verifica y controla la explotación de todo mineral y muy especialmente del oro y la plata”; pero no hay información alguna, hasta el extremo de que el Banco Minero “habría sido cerrado” sin explicación alguna.
Lo cierto es que mercados de abasto del oriente, de Cochabamba y La Paz casi siempre están llenos de comerciantes chinos que se proveen de víveres y mercadería que es trasladada a diversos puntos del país, seguramente para alimentar a los que trabajan en la explotación de minerales; pero tampoco hay información alguna o, a lo máximo, hay explicaciones malcriadas de ciudadanos chinos que no aceptan charla alguna y menos emitir comentarios.
La explotación y contrabando de oro debe terminar; de otro modo, dado el libertinaje que practican explotadores clandestinos para extraer el metal, aumentará sin parar, porque serán muchos los que lleguen sabiendo que existe absoluta libertad y no hay ley que regule o prohíba extraer, y vender el precioso mineral. Para la colectividad sería interesante tener una información pormenorizada del Ministerio de Minas, cuyo mutismo es extraño y contrario a lo que debería ser de su conocimiento y control. Este ministerio, lamentablemente, no cumple con lo que sería su deber primordial: conocer, investigar, estudiar lo que ocurre con la minería estatal y privada.
El gobierno debería adoptar medidas para frenar la ilegal actividad e informar qué papel juegan las dependencias encargadas de controlar este tipo de labores que, además, incluyen a la plata y a las llamadas “joyas de la Gaiba”, que son explotadas desde hace varias décadas, sin beneficio para el Estado.