lunes, mayo 20, 2024
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Discutir delante de los hijos es un peligro

Las discusiones entre las parejas son algo habitual, ya que siempre se presentan desacuerdos y diferencias de opinión que son generadores de disputas. El problema reside en cómo se abordan estos enfrentamientos, si se hace desde el respeto o se tiende a resolver con peleas de manera que una discusión se convierta en una batalla campal.

Las discusiones más conflictivas, sobre todo cuando son frecuentes, dejan una huella desfavorable en los niños que las presencian. Sin embargo, las discusiones que se hacen desde el respeto resultan ser positivas para los niños, ya que se convierten en un modelo de cómo gestionar un desacuerdo.

Los niños son seres indefensos que ante las peleas o las fuertes discusiones se sienten culpables y lastimados.

Los padres que tienen problemas por resolver han de saber que sus hijos perciben esta tensión entre ambos. Es necesario procurar resolver las diferencias en un lugar apropiado, de ser posible nunca delante de los hijos, ya que ellos se sienten culpables y frustrados ante la imposibilidad de hacer algo, les afecta tanto que posteriormente se verán cambios en sus conductas.

Para evitar estas situaciones frente a los hijos es necesario calmarse y no “actuar cuando uno está molesto” ante las ofensas que sintamos como tal. Lo adecuado es plantear los debates con más tensión lejos de la mirada curiosa de los niños, sobre todo, cuando el desacuerdo es anticipable o previsible.

Si bien es cierto que las discusiones son inevitables entre las parejas, también pueden regularse para que no resulten violentas. Cuando el conflicto se convierte en una lucha, hablamos también de una agresión para quien la presencia. Evitar este tipo de discusiones no solo es recomendable, sino que es necesario por el bien de la pareja y por el de los hijos.

Lo beneficioso y saludable en este caso es poder dar ejemplo a los hijos a través de las diferencias y conflictos que se presenten en la relación. Los niños pueden beneficiarse al tener un modelo para resolver los conflictos de una forma adecuada.

Recordemos y, sobre todo, pongamos en práctica aquellos valores como el respeto, la comprensión, la escucha y la asertividad, porque siempre tienen la oportunidad de entrar en juego en una discusión.

Así, los conflictos y las discusiones, inevitables en cualquier relación, pueden convertirse en una oportunidad para dar ejemplo a los hijos de cómo han de solucionarse los conflictos y de cómo se puede alcanzar soluciones a través del compromiso y el respeto.

Uno de los primeros aprendizajes que tiene lugar en los niños es el aprendizaje por imitación. Para ellos, los padres son sus referentes, así pues, imitarán todo lo que hagan. Si observa que sus progenitores solucionan los problemas a gritos, el niño procesará esa información y en un futuro podrá utilizarla. ¿De qué modo? Solucionando los problemas a gritos, porque así lo ha visto en sus padres.

Si los niños aprenden a solucionar los desencuentros a través de peleas, no sólo les traerá sufrimiento siendo niños, sino también de mayores. No tendrán herramientas para enfrentar situaciones que les supongan un problema y podrían optar por la vía de la discusión. De este modo no sólo harán sufrir a los demás, sino que ellos también se verán afectados.

Si no puede controlar su ira, enojo, ni puede ver alternativas de comunicación, es hora de buscar apoyo y orientación psicológica ya que tener esas sensaciones y emociones no son sanas y afectará no solo su relación de pareja sino con sus hijos y su entorno.

 

Yackieline Y. Rodríguez Torrez

Psicóloga Familiar

Cel. 77218009

YACKIELINE RODRÍGUEZ, PSICÓLOGA FAMILIAR.

 

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