jueves, mayo 2, 2024
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Denuncias que no deben quedar sin investigación

El rumor es contrario a la tranquilidad tanto del pueblo como del gobierno; ante circulación de todo tipo de rumores, generalmente mal intencionados, las autoridades dicen muy poco o generalmente callan, seguramente en el entendido de que “pasarán” y la verdad es que no pasan y se agravan, hasta con varios aditamentos que hacen daño a la colectividad y, por supuesto, a la credibilidad del gobierno. Ningún rumor, comentario malicioso o malintencionado, una vez comprobado, puede quedar en la impunidad y merece ser analizado y juzgado; de otro modo, se da pasos garantizados para que se agranden o den lugar al surgimiento de otros más graves, causantes de mucho daño y despertar de susceptibilidades en el pueblo.

La historia muestra casos de rumores que han ocasionado conflictos y hasta enfrentamientos armados entre personas y entre pueblos hasta derivar muchas veces entre países, causando graves perjuicios y pérdidas a quienes intervinieron. Lo más grave es que se llega a extremos que significan sacrificar la vida de muchas personas, la destrucción de edificios, instalaciones industriales y pérdidas cuantiosas de bienes de uso y consumo del pueblo. El rumor causa división y deterioro de las relaciones humanas, pérdidas territoriales y cuantiosos quebrantos económico financieros difíciles de reemplazar.

Generalmente, los gobiernos confían a sus fuerzas de seguridad la buena conservación y cuidado de bienes, pero no controlan que efectivamente haya celo para cumplir labores de preservación y los delitos se repiten. En la mayoría de los casos se confía en que los estrados de justicia adoptarán severas medidas en contra de los autores de daños incalculables, pero, a más de sanciones leves normalmente no hay reposición de los bienes o siquiera reparación de ellos.

Realizar una auditoría de las denuncias recibidas por las autoridades, la cantidad de olvidadas, descuidadas o encomendadas a comisiones especiales para la investigación, quedan en los calendarios de las “calendas griegas” (que no saben de cuándo, cómo, donde, para qué y por qué). No hay comisión que cumpla la misión encomendada y si hay resultados, nunca se los da a conocer. Hay, pues, descuido, olvido voluntario, lenidad e irresponsabilidad en asuntos de tanta importancia como es el caso de denuncias no investigadas, menos de las puestas en manos de la autoridad correspondiente y mucho menos de casos que han merecido sanción alguna. Por supuesto, no faltan los casos de denuncias por causas político-partidistas en que se dice lo que es y no es; se inventa dichos y hechos que no se sujetan a la verdad; sobre los medios de comunicación, igualmente se inventa cualquier delito o denuncia y se busca sanciones o simplemente se justifica las medidas adoptadas porque las denuncias “tienen fuente confiable y merecen fe y confianza de la autoridad”. A veces, es el “partido en el poder” el encargado de mostrar intenciones y hechos que no tienen fundamento, pero lo importante es endosar delitos a quien no cuenta con la simpatía de alguna autoridad o, simplemente, es un medio que “ofendió al gobierno que actúa con imparcialidad y sujeto a normas”.

Así, siempre hay algo contra la libertad de prensa y expresión porque “prensa y periodistas sirven a intereses de la oposición”. Hay casos que alguna autoridad decide “enviar al Tribunal de Honor las pruebas” que, por supuesto, jamás llegan. Esta y otras formas son usadas cuando hay denuncias que, según conveniencias, son difundidas. Se puede afirmar que en ningún caso se llega a conclusiones que estén ajustadas a la verdad, a la justicia y menos tengan un ápice de responsabilidad por la buena o mala receptividad que merezca.

Es necesario que las autoridades, ante denuncia recibida, le den el curso correspondiente hasta llegar a conclusiones y no descuidar su atención; también es necesario que no sean tergiversados los hechos por razones políticas o conveniencias personales de alguna autoridad; que, en todo caso, se obre conforme a normas claras y precisas que señalan las leyes. Es importante que toda denuncia sea investigada, confirmada o desmentida; si queda en el “canasto de los olvidos”, seguramente pasará a poder de “lenguas viperinas” que lo conviertan en rumor y, agrandado, cause perjuicios y daños incalculables.

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