Parte II
Nicolás Maquiavelo sobre el arte de gobernar también decía:
– Para mandar a una multitud es mejor ser humanitario que soberbio, mejor modesto que cruel. San Pablo dice: “Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes”.
– La patria es eterna y universal, es la inmutable raíz de toda vida civil, es el común denominador de los espíritus, mientras que los Estados se modifican y cambian.
– Anhelamos siempre el ideal de la república liberal y democrática.
– Dios ama a los hombres fuertes, porque siempre se ve que castiga a los débiles por medio de los poderosos.
– La suntuosidad obliga al príncipe a imponer a los pueblos gravámenes extraordinarios y a conducirse como fiscal.
– De los excesivos gastos resultan recargos y de los recargos querellas.
– Al recargar los impuestos téngase la discreción y misericordia que requiere la calamidad del pueblo, soportándoles y no exigiendo de ellos más de lo que es posible.
– Con los gobiernos corrompidos los jóvenes son ociosos, los viejos lascivos y cada sexo y cada edad están llenos de malos hábitos; a lo cual las buenas leyes, por estar ellas mismas minadas con las buenas costumbres, no ponen remedio. A su vez generan la aflicción de los buenos y la exaltación de los malvados.
– Al mostrarse humano, afable, al no dar de sí ningún ejemplo de soberbia, ni de crueldad, ni de lujuria, ni de ningún otro vicio que manche la vida la vida de los hombres, acarrea al príncipe honores y buena fama.
– Los príncipes han de huir como de la peste a los aduladores; y para defenderse de estos, han de elegir hombres sabios, concediendo solamente a ellos el libre árbitro de decirles la verdad.
– El príncipe deberá cuidar de que al pueblo no le falte el alimento. Deberá establecer precios honestos y justos para los víveres y procurar sobre todo que los pobres tengan aquello que les corresponde y no sean defraudados.
– El príncipe, a fin de que sus malvados pensamientos surtieran efecto daba muestras de religión y de humanidad. Rompía con las leyes del Estado y con tiranía gobernaba.
– Aquella austeridad y humildad que en los comienzos fingía, trocábase en soberbia y crueldad, por lo que muchos eran condenados a muerte civil, o con nuevos sistemas atormentados.
– Las manos de cada uno eran atadas y cerradas sus bocas, castigándose con crueldad a quien criticare a su gobierno.
– Un príncipe que quiere evitar las conjuras deberá temer más a aquellos a quienes él hizo demasiados favores, que aquellos a quienes él hubiere hecho demasiadas injurias.
– Si el príncipe quiere el servilismo y no la benevolencia de los hombres, y por esto más que ser amado ansía ser temido.
– Quien en mandar sea rústico y cruel, mal le obedecerán los suyos; quien benigno sea y humano, será obedecido.