jueves, mayo 30, 2024
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¿Cuánto dinero necesita un hombre?

 

La interpretación y conocimiento que tenemos de la vida y de la muerte es tan superficial, tan casual y desprovisto de todo sentido lógico y racional, que al nacer no sabemos cuál es nuestro propósito en la vida y al morir no entendemos qué es lo que deberíamos haber hecho y nos vamos sin entender, sin conocer el sentido de nuestra existencia. Es decir, casi nada de la vida entendemos y menos sabemos de la muerte, motivos por los cuales estamos muertos en vida.

Unos pocos concentran la riqueza, en una elite capitalista gobernante, es una plutocracia alejada de la realidad del pueblo. A éstos se los ve en suntuosos banquetes, su existencia está llena de superficialidades, lujos y banalidades, de comer por comer, no por hambre, sino más bien por una gula insaciable de ególatras y narcisistas que pagan miles de dólares por un solo plato de comida, sin escuchar el clamor, los gemidos de dolor de niños por tener sus estómagos vacíos, de niños olvidados, proscritos de la racionalidad y la justicia del hombre, desdeñados de la protección de los derechos humanos universales, seres humanos enclenques, famélicos y marginados de los planes de las elites que se apoderan de nuestro destino, de nuestras alegrías, de nuestra felicidad.

No se percatan de que, a pesar de la consagración de los (supuestos) derechos humanos, en pleno Siglo XXI millones de niños en todo el mundo están muriendo de hambre, de sed, de enfermedades fácilmente curables. Pero mueren por falta de recursos económicos para acceder a estos medicamentos. Niños inocentes mueren por bombardeos genocidas debido a la “racionalidad” y el “derecho” del burgués, del capitalista o del fanático fundamentalista que, a título de democracia, ley, justicia, libertad, religión, con actitud totalmente deleznable y cobarde asesina a seres humanos indefensos, menores que no tienen culpa de la mezquindad de quienes solo quieren enriquecerse a costa del hambre, el sufrimiento y la muerte del desvalido.

El ser racional, el ser humano pareciera extinto, muerto y en remplazo de éste una nueva especie degenerada sale de la oscuridad y concentra su atención en dinero, propiedades, lujos, en su obtención de recursos pecuniarios sin importar por quien tenga que pasar, a quién lastimar. Sin dar tregua, enfocan sus intereses en cosas tan superficiales, pero deben darse cuenta que a pesar del dinero que amasaron, de títulos nobiliarios como rey, príncipe, marqués, conde, emperador, o cargos de presidente, gobernador, alcalde, juez, fiscal, doctor, licenciado, somos solo seres humanos, que estamos lejos de ser seres racionales, de entender la justicia y aún más lejos de aplicarla con equidad e imparcialidad. Estamos tan alejados del conocimiento y del entendimiento de la vida y la muerte, que solo somos seres ignorantes, efímeros, fugaces, que aún no sabemos el sentido de nuestra vida y menos el de nuestra muerte.

La razón de la existencia del ser humano debemos concebirla como  no causar daño, miseria, pobreza, dolor, muerte, al niño, al débil, al necesitado, al proletario, al ser humano. Deberíamos plantear, gritar a los cuatro vientos, la distribución equitativa de la riqueza, la desconcentración de ésta, de las elites burguesas y capitalistas, así como el acceso a medicamentos, alimentos, agua, salud gratuita y cierta, a una vida digna de un ser humano. Que todos estos derechos humanos inherentes a la naturaleza del hombre no solo estén redactados en papel, para decir que ya están escritos, sino que se cumplan y que sean las tareas de rigor y las bases fundamentales de los gobernantes del mundo.

La pregunta es ¿cuánto dinero necesita un hombre? Añadimos a esta reflexión que León Tolstoi, un moralista y escritor de los más grandes del Siglo IXX, decía ¿cuánta tierra necesita un hombre? En este cuento claramente expresa al final que un hombre ambicioso, que acaparó muchas tierras y propiedades antes de dar el último suspiro, llegó a un acuerdo con un terrateniente, para que éste adquiera toda la tierra que éste pueda rodear, pero en un solo día, en caso contrario perdería todo su dinero. Así lo hizo, pero al final del día, cuando ya se ponía el sol, el hombre ambicioso se disponía a regresar, pero vio un valle muy hermoso y él dijo que quería ese valle más. Entonces se dispuso a rodearlo, le faltaba mucho trecho para llegar a su meta, y el hombre ambicioso pensaba qué pasaría si no llegara a tiempo a su meta, perdería todo hasta antes que se ponga el sol. Corrió, corrió con sus últimas fuerzas y siguió corriendo, ya estaba muy cerca de su meta, pero él perdía la vida. Llegó a su meta, cayó de bruces y murió, mientras su criado y los terratenientes decían que este hombre ha ganado mucha tierra. Pero una vez que su criado se acercó al hombre ambicioso, éste vio que estaba muerto. Si solo dos metros, de la cabeza a los pies, era toda la tierra que necesitaba.

Así de claro es el sueño de la vida, y la ambición desmedida de nosotros los hombres. ¿Cuánto dinero necesita un hombre?, el necesario y suficiente para vivir y poder ayudar, dirán unos. Que se necesita acumular y concentrar la riqueza para tener muchas comodidades, dirán otros, pero yo les digo que en el momento de la muerte y cuando ésta llegue, que no sabemos cuándo es, no necesitas dinero. Porque el sueño de la vida se desvanece con el sueño de la muerte, ante la que todos somos débiles. Donde no necesitas dinero.

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