martes, abril 30, 2024
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Naturaleza verde y productiva en vez de páramos desolados

Cuantas veces en el curso de 50 años habrá cambiado la faz de la Tierra debido a los cambios climáticos, por lo que áreas verdes han sido convertidas en hectáreas desérticas. Es decir que tierras fértiles llenas de árboles, bosques y plantaciones se han convertido en principios de valles altos y luego en desiertos, con ausencia de verdor vegetal.
Para construcciones industriales, hospitalarias y viviendas funcionales ha sido ocupados lugares, derribando árboles y destruyendo vegetación. Muchos campos verdes o pastizales se volvieron desiertos y lo único que se ve, por ejemplo, en ciudades, son macetas en balcones de edificios para contar con alguna plantación. Adiós, pues, a una buena respiración pulmonar, hasta siempre a la posibilidad de contar con arboledas, salvo visitas esporádicas que la gente pudiese hacer a zonas que todavía tienen vegetación, dentro y fuera del país. Hoy, espacios verdes han sido convertidos en desiertos de arena; ¿cuánto se ha “construido” hacia arriba para quitar espacios a los cielos y aires interminables? Se puede decir que los destructores de la naturaleza se ríen de nuestra ingenuidad, porque ellos seguirán convirtiendo espacios libres verdes y sin contaminación en nuevos desiertos, sin posibilidad de recuperación. Cuán triste y amarga tiende a ser la vida en el planeta cuando desaparecen bosques, selvas y preciosos pastizales. Cuánta belleza había en lugares de recreación y alegría, por ofrecer abundante vegetación. ¿Qué se debe hacer para no mostrar más inclemencia del ser humano con la naturaleza que es motivo de felicidad y contento de los niños?
Hasta hace medio siglo, eran esporádicos los incendios en bosques y plantaciones; poco era lo arrebatado a la naturaleza; hasta la erupción de volcanes no era frecuente. Lamentablemente, esa situación cambió para trocar la vida y dar comodidad a los hombres, ahora propensos a vivir en monumentos al cemento, en edificios donde físicamente están cerca los seres humanos, pero en verdad están más separados, menos unidos, más proclives a las diferencias, debido a luchas por sitios naturales que cada vez son menos. Lo cierto es que guerras y confrontaciones, construcciones e industrias han arrebatado espacios y aire puro. ¿Continuará el ser humano con la manía de despojarse de tanto bien, simplemente existiendo en espacios mínimos?
Varias generaciones tendrían mucho que reclamarse a sí mismas, pues mucho quitaron a los que, por siglos, habían forjado ambientes de bienestar, aunque sin las comodidades tecnológicas de hoy. Hay mucho que pedir a quienes siguen acabando con tierras aún fértiles. Por todo ello surge la pregunta de cada año: ¿Y ahora qué? ¿Quiénes reemplazarán lo arrebatado hoy? y ¿qué haremos para dar a las futuras generaciones un mundo con equilibrio entre población y naturaleza? Ojalá pronto se encuentre formas y medios para devolver su esplendor al planeta que tanto bien cobijó y tanta riqueza proporcionó a generaciones de seres humanos desde hace millones de años.

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