lunes, mayo 6, 2024
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De hace 3.700 millones de años

Estudio recupera registro del campo magnético de la Tierra

> Los investigadores examinaron una secuencia antigua de rocas que contienen hierro de Isua, Groenlandia.

Un nuevo estudio logró recuperar un registro del campo magnético de la Tierra de hace 3.700 millones de años y descubrió que parece notablemente similar al campo que rodea a la Tierra en la actualidad.
Sin su campo magnético, la vida en la Tierra no sería posible ya que éste nos protege de la dañina radiación cósmica y de las partículas cargadas emitidas por el Sol (el ‘viento solar’). Pero hasta ahora no existe una fecha fiable sobre cuándo se estableció por primera vez el campo magnético moderno.
En el nuevo estudio, los investigadores examinaron una secuencia antigua de rocas que contienen hierro de Isua, Groenlandia. Las partículas de hierro actúan efectivamente como pequeños imanes que pueden registrar tanto la intensidad como la dirección del campo magnético cuando el proceso de cristalización las fija en su lugar. Los investigadores descubrieron que rocas que datan de hace 3.700 millones de años, capturaban una intensidad de campo magnético de al menos 15 microteslas, comparable al campo magnético moderno (30 microteslas).
Estos resultados proporcionan la estimación más antigua de la fuerza del campo magnético de la Tierra derivada de muestras de rocas completas, que proporcionan una evaluación más precisa y confiable que estudios anteriores que utilizaron cristales individuales.
La investigadora principal, la profesora Claire Nichols (Departamento de Ciencias de la Tierra, Universidad de Oxford), dijo en un comunicado: Extraer registros confiables de rocas tan antiguas es extremadamente desafiante, y fue realmente emocionante ver que las señales magnéticas primarias comenzaron a surgir cuando analizamos estas muestras en el laboratorio.
Aunque la intensidad del campo magnético parece haber permanecido relativamente constante, se sabe que el viento solar fue significativamente más fuerte en el pasado. Esto sugiere que la protección de la superficie de la Tierra contra el viento solar aumentó con el tiempo, lo que puede haber permitido que la vida se desplazara hacia los continentes y abandonara la protección de los océanos.
El campo magnético de la Tierra se genera mediante la mezcla del hierro fundido en el núcleo externo fluido, impulsado por fuerzas de flotabilidad a medida que el núcleo interno se solidifica, lo que crea una dinamo. Durante la formación temprana de la Tierra, el núcleo interno sólido aún no se había formado, lo que deja abiertas preguntas sobre cómo se sostenía el campo magnético primitivo.
Comprender cómo la intensidad del campo magnético de la Tierra varió con el tiempo también es clave para determinar cuándo comenzó a formarse el núcleo sólido interno de la Tierra. Esto nos ayudará a comprender la rapidez con la que el calor se escapa del interior profundo de la Tierra, lo cual es clave para comprender procesos como la tectónica de placas.
Un desafío importante en la reconstrucción del campo magnético de la Tierra tan atrás en el tiempo es que cualquier evento que caliente la roca puede alterar las señales conservadas. Las rocas de la corteza terrestre suelen tener historias geológicas largas y complejas que borran la información previa del campo magnético. Sin embargo, el cinturón supracrustal de Isua tiene una geología única, asentado sobre una gruesa corteza continental que lo protege de una extensa actividad tectónica y deformación.
El coautor del estudio, el profesor Benjamin Weiss (Instituto de Tecnología de Massachusetts), dijo: «El norte de Isua tiene las rocas bien conservadas más antiguas que se conocen en la Tierra. No sólo no se calentaron significativamente desde hace 3.700 millones de años, sino que también fueron limpiados por la capa de hielo de Groenlandia». (Europa Press)

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