viernes, mayo 3, 2024
InicioSeccionesOpiniónPrioridades y equilibrios

Prioridades y equilibrios

Ernesto González Valdés

Cuando son asumidas responsabilidades, cualesquiera fuesen, la opción es decir sí o no, aunque soy partidario de optar por una respuesta, la decisión final puede satisfacer en parte (ya que cerrar una puerta, para personas con necesidades, de no ser una acción bien argumentada generará en ellas frustraciones e incomprensiones e inclusive enemistades, sin que se haya establecido una amistad verdadera).

Obviamente, ligada a una responsabilidad, encontramos la toma de decisiones, desde la más sencilla, como, ¿qué dirección tomar cuando una calle se bifurca?, aunque el aprendizaje o el éxito de la decisión vendrá dado por haber acertado o errado, pues, si tomamos la senda equivocada, la probabilidad de volver a repetirse se podría reducir a un 50%, tal vez menos si anoto, tomo fotos de anuncios, edificios, etc.

Romper tradiciones y tomar decisiones propias y no «porque así se hacía siempre», no conlleva a una identidad propia, ni da el llamado sello personal, que, por supuesto, no es borrón y cuenta nueva, porque siempre será necesario tener en cuenta “al menos de lobo un pelo”, entiéndase, mejorar lo de su antecesor, valorando con mucho detenimiento lo hecho y lo que necesariamente hay que mejorar, partiendo de escuchar al equipo de trabajo, al cual usted se “suma”.

Otra frase es «escuchar es de sabio», donde TODOS sean escuchados, como un elemento de reflexión y a partir de ello: «hacer camino al andar (por muy empedrado que se encuentre el mismo)».

Abarcarlo todo para un comienzo en una posición determinada, no es posible, sobre todo para la búsqueda de las mejores soluciones, siendo necesario para ello una adecuada planificación, con el establecimiento de prioridades y equilibrios.

¿Prioridad? “Cosa que se considera más importante que otra”, algo así como qué camino tomar, que a veces no es tan sencillo, cuando las decisiones – direcciones a tomar son más de dos, por supuesto las variables son muchas: volumen de trabajo, personal con que se cuenta, tiempo para “enderezar” los anteriores fiascos, errores, etc.

Pero algo a lo cual doy una prioridad esencial, es la comunicación con su equipo, donde deberá atender y conocer de cada cual, desde los técnicos hasta la persona que nos atiende con un exquisito café y por qué no, en ese momento celebrarle, agradecerle su atención, sentando las bases de que un cargo o responsabilidad no establece diferencias sociales.

Ser afable, comprensible, tolerante, pero también exigente consigo mismo y los demás en el marco del respeto, donde un tú o vos no rebaja a nadie en relación con un usted señor(a) licenciado(a). ¿Por qué no celebrar actividades colectivas, como cumpleaños?, donde aquellos que no puedan asistir por factores económicos, no se sientan excluidos, ya que “donde comen dos, comen cuatro”. Establecer una política de estímulos para los miembros de su grupo, aunque el reconocimiento material o moral sea apoyado por sus superiores.

Posiblemente –aunque no tenga la fórmula mágica– estas acciones le servirán de catalizador para un mejor trabajo mancomunado (*).

¿Y el equilibrio? Las ganas de hacer las cosas bien, digamos que, a la perfección, puede generar en cuanto a prioridades que la familia pase a un segundo plano, y que las excusas sean porque del trabajo sale el resto, un mejor nivel de vida, viajes, cambiar a los hijos a un centro educativo superior en cuanto a condiciones, calidad y otras.

¿Justificación aceptada? Diría que, en parte, porque siempre habrá espacios por pequeños que sean para hacer una llamada, para llegar a recoger a los hijos a la escuela, no para supervisar su conducta, sino para tomar un helado (no programado); tomar sin permiso una flor de un jardín para entregársela a su compañero(a); compartir una película que, aunque no sea del mejor agrado para uno u otro, no importa, hágalo… y si se durmió a los 10 minutos, estuvieron juntos ese tiempo.

 

(*) El trabajo mancomunado es un método educativo, que utiliza el docente para que los educandos logren desarrollo integral.

 

El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES