jueves, mayo 2, 2024
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Competencia entre especies incluyó patrón en evolución

La competencia entre especies jugó un papel importante en el ascenso y caída de los homínidos y produjo un patrón evolutivo “extraño” para el linaje Homo.
Así lo determina un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge que revisa las fechas de inicio y finalización de muchos de nuestros primeros ancestros.
Convencionalmente, se considera que el clima es responsable de la aparición y extinción de especies de homínidos. Sin embargo, en la mayoría de los vertebrados se sabe que la competencia entre especies desempeña un papel importante.
Ahora, la investigación muestra por primera vez que la competencia fue fundamental para la “especiación” (el ritmo al que emergen nuevas especies) a lo largo de cinco millones de años de evolución de los homínidos.
El estudio, publicado en Nature Ecology & Evolution, también sugiere que el patrón de formación de especies de nuestro propio linaje no se parecía a casi ningún otro.
En otros vertebrados, las especies se forman para llenar “nichos” ecológicos, dice van Holstein. Tomemos como ejemplo los pinzones de Darwin: algunos desarrollaron picos grandes para cascar nueces, mientras que otros desarrollaron picos pequeños para alimentarse de ciertos insectos.
Van Holstein utilizó modelos bayesianos y análisis filogenéticos para demostrar que, al igual que otros vertebrados, la mayoría de las especies de homínidos se formaron cuando la competencia por los recursos o el espacio era baja.
“El patrón que vemos en muchos de los primeros homínidos es similar al de todos los demás mamíferos. Las tasas de especiación aumentan y luego se estancan, momento en el que las tasas de extinción comienzan a aumentar. Esto sugiere que la competencia entre especies fue un factor evolutivo importante”, señala el experto.
Para el linaje Homo que condujo a los humanos modernos, los patrones evolutivos sugieren que la competencia entre especies en realidad resultó en la aparición de aún más especies nuevas, una inversión completa de la tendencia observada en casi todos los demás vertebrados.
La comparación más cercana que pudo encontrar fue en las especies de escarabajos que viven en islas, donde los ecosistemas contenidos pueden producir tendencias evolutivas inusuales.
“Los patrones de evolución que vemos en las especies de Homo que condujeron directamente a los humanos modernos son más cercanos a los de los escarabajos que habitan en islas que a los de otros primates, o incluso a los de cualquier otro mamífero”.
En las últimas décadas se descubrieron varias especies nuevas de homínidos, desde Australopithecus sediba hasta Homo floresiensis. Van Holstein creó una nueva base de datos de “ocurrencias” en el registro fósil de los homínidos: cada vez que se encontró y fechó un ejemplo de una especie, alrededor de 385 en total.
Los fósiles pueden ser una medida poco fiable de la vida de las especies. “Los primeros fósiles que encontremos no serán los primeros miembros de una especie”, indica Van Holstein.
“Cómo de bien se fosiliza un organismo depende de la geología y de las condiciones climáticas: si hace calor, es seco o húmedo. Con los esfuerzos de investigación concentrados en ciertas partes del mundo, es posible que hayamos pasado por alto fósiles más jóvenes o más antiguos de una especie como resultado”.
Van Holstein utilizó modelos de datos para abordar este problema y tuvo en cuenta los números probables de cada especie al principio y al final de su existencia, así como los factores ambientales de fosilización, para generar nuevas fechas de inicio y finalización para la mayoría de las especies de homínidos conocidas (17 en total).
Descubrió que algunas especies que se pensaba que habían evolucionado a través de “anagénesis” (cuando una lentamente se convierte en otra, pero el linaje no se divide) en realidad pueden haber “brotado” (Europa Press)

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