lunes, abril 29, 2024
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Eric L. Cárdenas del Castillo

Los “sesentones”

Un proyecto de ley, enviado por el Órgano Ejecutivo a la Asamblea Legislativa, que reforma las normas sobre pensiones (jubilación), ha provocado rechazo por los trabajadores del sistema de salud. Y es que este proyecto de norma, si bien dispone una mejora en las esmirriadas pensiones solidarias que perciben miles de jubilados, ha introducido que los trabajadores a los 65 años deben acogerse a la jubilación, luego de una revisión médica por una unidad de salud estatal.
Este proyecto supone que a los 65 años, los trabajadores ya no tienen la entereza sicológica y la habilidad física para seguir prestando servicios. Además, el proyecto excluye a las personas del sector político, lo que importa una ley restrictiva para unos y tolerante para otros. El prejuicio en razón de la edad, podría considerarse una medida de carácter “discriminatorio”, sancionado por otras disposiciones legales de la materia y por las normas internacionales que amparan los Derechos Humanos.
Hasta el Siglo XIX el término de vida de los individuos era de alrededor de 50 años, pero con los avances científico tecnológicos, en especial en materia sanitaria, en el Siglo XX la vida ha ido aumentando de tal suerte que, en la actualidad, en Japón y otros países el promedio de vida ha pasado de los 80 años, aunque en los países pobres y atrasados el mismo no llega a los 70 años. Sin embargo, en la mayoría de las sociedades del mundo, la medicina y la mejora en la calidad de vida, están contribuyendo a la mejora de los términos de vida en general, salvo, por supuesto, en las sociedades muy atrasadas, de África y otros lugares.
Recuerdo que el ya fallecido intelectual, abogado Oscar Vargas del Carpio, relató una vez que cuando estaba en la escuela, en la danza de los “auqui auquis”, representaban a los ancianos, totalmente encorvados, y él que ya estaba por encima de los sesenta, estaba con la espalda rígida y la mente fresca.
En este Siglo XXI, la gente que ha llegado a la edad de los sesenta, incluso los ha pasado, realiza las actividades que efectuó en su vida, excepto algunas que responden al envejecimiento natural. Hace unos días, en un equipo de albañiles, pude observar que entre ellos había más de uno que pasaban de los sesenta años: un taxista que me trasladó hace poco, me comentó que tenía más de 70 años, etc., lo que demuestra que hoy la edad ya no es un óbice para ejercer una serie de actividades laborales.
Es precisamente en el campo de la medicina y la docencia, así como en todas las actividades, que la experiencia vale tanto como los conocimientos teóricos, pues la experiencia de vida es fundamental, ya lo dice un viejo adagio: “el diablo sabe más por viejo que por diablo” o “Abogado joven, juicio perdido”. En estos pensamientos se resume el valor de la experiencia que se adquiere con años de práctica, pues la teoría de los conocimientos, debe ser llevada a la práctica, aplicada al caso concreto y evaluar los resultados.
Un médico joven que comienza a ejercer su profesión, en el transcurso del tiempo, irá conociendo los diversos casos de enfermedades a ser tratadas, de tal manera que cuanto más tiempo de experiencia tenga, mejores serán sus diagnósticos y tratamientos. La experiencia en medicina, como en otras ciencias y quehaceres humanos, resulta de relevante importancia.
Hace unos años, en una universidad confesional, el Rector me dijo: En esta universidad los mejores estudiantes son llamados a la cátedra. Le comenté que los recién egresados, han acumulado conocimientos teóricos en diversas ciencias, pero una cosa es saber la definición de una quiebra empresarial y otra haberla vivido, una cosa es conocer teóricamente la resistencia de ciertos materiales en la construcción, que tener experiencia de sus resultados.
La desatinada propuesta de ley del gobierno, sobre las pensiones y jubilación, debe ser cuidadosamente analizada y debatida en el Legislativo, a fin de atender los intereses de la comunidad en su conjunto y no sólo de un órgano del Estado que periódicamente envía proyectos de ley a la Asamblea (según una estudio publicado, más del 80% de leyes tratadas allí, tienen su origen en el Ejecutivo). Entonces la Asamblea se ha convertido en la “caja de resonancia” del poder real que ejerce el Ejecutivo. Así los asambleístas del oficialismo, hacen la labor de “portavoces” de las políticas del gobierno, repitiendo un libreto seguramente elaborado de antemano, olvidando que son parte de un órgano independiente.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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