martes, abril 30, 2024
InicioSeccionesOpiniónEl mejoramiento genético de la soja convencional genera variedades especiales

El mejoramiento genético de la soja convencional genera variedades especiales

Roseli Andrion

Con el apoyo de la FAPESP, una startup paulista desarrolla nuevos cultivares para ofrecer a los productores opciones de esta oleaginosa con un alto valor agregado.

 

Desde hace algunas décadas, el agronegocio brasileño ha venido optando por la producción de la soja transgénica en lugar de la soja convencional. No obstante, en los últimos años, la demanda de opciones no transgénicas ha venido en aumento. Esto ha fortalecido la necesidad de realizar más estudios sobre esta planta en instituciones de investigación científica y ha dado origen a empresas como Santa Soja, asociada a la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz, de la Universidad de Sao Paulo (Esalq-USP), y a la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de Jaboticabal, de la Universidade Estadual Paulista (Unesp).

La referida startup, que cuenta con el apoyo del Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE) de la FAPESP, desarrolla nuevos cultivares con la intención de ofrecerles a los productores de soja opciones con un alto valor agregado. Los cultivares son variedades de plantas de distintas especies vegetales que se destinan a la producción agrícola y que constituyen el resultado de programas de mejoramiento vegetal. Para obtenerlos, los expertos estudian la herencia de las principales características de interés agronómico de manera tal que se puedan concretar nuevas combinaciones y la selección asistida.

Los investigadores de Santa Soja detectaron la existencia de una demanda de cultivares de soja convencionales al constatar que los que están disponibles en el mercado son antiguos o están regionalizados, carecen de productividad competitiva y existe un escaso interés de las empresas en seguir en ese segmento.

En el marco de este proceso, los investigadores seleccionan las características especiales que se anhela alcanzar, tales como un mayor tenor de ácido oleico en el aceite de soja, una mayor tolerancia al complejo de chinches, una mayor tolerancia a la roya de la soja o roya asiática, o un mayor índice proteico en los granos. Posteriormente, la empresa podrá ofrecerles cultivares de soja con estos caracteres especiales a los agricultores.

Una de las principales diferencias de estos productos reside en el empleo de herramientas moleculares y de estadística para el empleo de marcadores de ADN. “Este abordaje ayuda a acelerar el proceso de mejoramiento genético”, explica la ingeniera agrónoma Regina Helena Priolli, investigadora y socia propietaria de Santa Soja. “Además, el producto es ecológicamente correcto y a esta tecnología puede asociársela a otras innovaciones y al manejo del cultivo”, afirma.

 

UN CAMBIO CULTURAL

En Brasil, muchos productores cultivan la opción transgénica y son reacios a cambiarla por la opción convencional, incluso por miedo a perder productividad. “Cuando les preguntamos si adoptarían esta alternativa si fuese productiva de igual modo, nos dicen que sí, pero siempre y cuando sea tan productiva como la transgénica y tenga un buen precio de venta”, dice Priolli.

Con todo, el cultivo de soja transgénica puede traer aparejados riesgos y consecuencias ambientales de no efectuárselo correctamente, evitando el uso de áreas de refugio, por ejemplo. En esas plantaciones, existe una incidencia cada vez mayor de malezas resistentes. Esto deriva en la necesidad de incrementar la dosificación de productos químicos en el combate contra esos agentes nocivos y tiene simultáneamente cuantiosas implicaciones ambientales.

Con soja no transgénica puede dejarse de lado este aspecto, pero, para que el agricultor la adopte, es necesario que la misma tenga una relación costo-beneficio favorable. “El productor no quiere cambiar lo seguro por lo dudoso”, pondera José Baldin Pinheiro, ingeniero agrónomo y jefe del Departamento de Genética de la Esalq-USP. Sucede que el manejo se le hace mucho más fácil al agricultor. “Le conviene más en el sistema de producción.”

Los productores siempre están en busca de un sistema que les asegure una mayor rentabilidad aun con una producción menor. “Estiman que la soja transgénica es más productiva y que su manejo les resulta más fácil”, explica Baldin Pinheiro. “Pero hoy en día ya hay consumidores en busca de productos más sostenibles que están dispuestos a pagar más caro por ello.”

Para el investigador, con este cambio de conducta y las exigencias del mercado externo, que opta por productos no transgénicos, el concepto se vuelve prometedor. “Aún debemos sortear algunos obstáculos, pero esta tecnología seguramente aportará mucho”, sostiene.

 

OTRAS POSIBILIDADES

El nicho de semillas no transgénicas mejoradas no es el único posible para este proyecto. Santa Soja puede operar también como un banco de germoplasma, una unidad de conservación de material genético de uso inmediato o con potencial de uso futuro. Dicho material es esencial para las empresas que pretenden obtener réditos provenientes de linajes superiores con traits nativos para la incorporación de los eventos transgénicos.

Los traits nativos son genes que, aun cuando no se los haya introducido vía transgénesis, brindan resistencia a enfermedades o contra insectos, o incluso aportan un alto tenor de aceite, por ejemplo. “Es posible licenciárselos a grandes compañías que han achicado sus programas de mejoramiento convencional, pero que están abocadas a búsqueda de un material de calidad”, sostiene Baldin Pinheiro.

Este protocolo puede aplicarse también a otros cultivos. “La startup está creciendo. Emplearemos este protocolo de mejoramiento molecular en el mercado de habas [en colaboración con investigadores de la Universidad Federal de Piauí (UFPI)], y en poco tiempo más incluiremos al garbanzo y al maní”, afirma Priolli. “Incluso el nombre de la empresa cambiará de Santa Soja a Santa Semente” [‘semente’ es semilla en portugués].

A estos alimentos se los denomina pulses, o legumbres: se trata de un grupo compuesto por plantas leguminosas que se consumen secas, tales como el frijol común, el caupí o frijol de carita o alubia ojo de perdiz, la arveja o guisante, la lenteja y el garbanzo. En Brasil, las legumbres más consumidas son los frijoles. “Los pulses tienen esa impronta de gobernanza, de preocupación con el medio ambiente y de fuente alternativa de proteínas”, dice Priolli.

Para los consumidores, los beneficios resultan evidentes. “La idea es obtener productos con un mayor valor proteico destinados al consumo humano”, afirma la investigadora. “Yo diría que en el caso de los pulses, el aporte es mayor aún, pues se trata de plantas huérfanas”, añade Baldin Pinheiro. “Hoy en día no existen variedades de habas lanzadas en Brasil. Los pequeños agricultores toman variedades criollas y las producen. Esperamos pronto contar con las primeras variedades de habas lanzadas en el país”.

Así es como se organiza la cadena y se comienza a asegurarles el respaldo a los pequeños agricultores. “El garbanzo, por ejemplo, cuenta con pocos cultivares en Brasil. No existen ni siquiera diez registrados, mientras que la soja posee actualmente más de 500 en el país”, describe Baldin Pinheiro. “En el caso del maní, tan solo dos instituciones públicas trabajan activamente en su cultivo.”

Los productos de la empresa son las semillas, las que se les venden a los productores. El mejoramiento genético que allí se concreta hará posible obtener esas plantas especiales. “Creemos que más o menos dentro de cinco años arribaremos a un buen de mantenimiento de la startup basándonos en los cultivares que lanzaremos este mismo año”, estima Priolli.

Como Santa Soja opera directamente con las semillas, los productores de distintos portes pueden tener acceso a estos productos. “La tecnología reside en las semillas. Los agricultores no pagan más por ello, pues las semillas portan toda la información agregada”, recuerda Baldin Pinheiro. “El crecimiento de la startup muestra que las tecnologías y los abordajes propuestos aportan fuerza a los nuevos mercados”. (Agencia FAPESP),

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES