jueves, mayo 16, 2024
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Pavorosa ola de accidentes camineros

Una pavorosa ola de accidentes en los caminos se produce a diario a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, ante la indiferencia de las autoridades del Estado Plurinacional, la dejadez de los funcionarios de Tránsito y de los ministerios respectivos, mientras de manera silenciosa protesta la población.
En los caminos a los yungas de La Paz, el balance cotidiano es alarmante; sobre la carretera de doble vía La Paz-Oruro se informa casi cada semana un violento choque de motorizados y, ni qué decir, acerca de lo que pasa en la vía caminera Oruro-Cochabamba. Eso no es todo, las carretas hacia Santa Cruz son motivo casi a diario de noticias acerca de colisiones entre automóviles, trufis, minibuses, colectivos y otros. Y algo similar ocurre con los caminos hacia el Beni. También siniestros de tránsito son frecuentes en vías camineras hacia Tarija, Villazón y Villamontes, que a lo más reciben pequeña cobertura de medios de comunicación.
Es notable, por otra parte, cómo en algunos órganos de prensa aparecen notas con grandes titulares sobre insignificantes accidentes de tránsito en otros países, mientras los grandes accidentes que ocurren en Bolivia, apenas son informados con breves alusiones. También faltan los comentarios que demanden investigación, por lo menos, en torno a lo que pasa en el país en materia caminera.
Un accidente pavoroso se produjo hace pocos días en la carretera Panamericana, en la ruta entre Oruro y Potosí, cuando un camión cargado con sal, invadió carril y chocó con una minivan, dejando como saldo la muerte de nada menos que catorce personas y varios heridos. Pero tal desgracia no recibió la atención que se esperaba.
En general el problema no es reciente, ocurre desde hace años y las autoridades de diverso tipo no adoptan las necesarias medidas de prevención o seguridad, de tal manera que la cantidad de muertos y heridos por esta clase de accidentes alcanza a cifras que causan estremecimiento, por la falta de previsión y control, al contrario de lo que ocurre en otros países. Sin embargo, no corresponde buscar argumentos para justificar la ausencia de vigilancia en las vías, sino asumir medidas rigurosas para detener esta ola terrorífica de accidentes, mediante una mejor atención por parte del gobierno nacional, encargado de velar por la salud de la población.
En todo caso, como este pavoroso problema de los accidentes de tránsito en las carreteras del país hasta ahora no es enfrentado con eficacia por parte de autoridades gubernamentales, da la impresión inmediata de que el Estado Plurinacional no existe, no toma en serio esos luctuosos hechos o carece de capacidad perceptiva sobre accidentes que enlutan casi a diario a familias bolivianas.

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