lunes, mayo 6, 2024
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Nuevas amenazas de convulsión social

Cuando el nuevo aniversario del MAS era celebrado por las alas arcista y evista, cada una por su cuenta, tanto en La Paz como en Yapacaní en Santa Cruz, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) determinó que el partido en función de gobierno tiene 25 días para efectuar un nuevo congreso, quedando anulado el de Lauca Ñ, que había sido organizado por adeptos a Evo Morales.

Por ello, desde la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) del sector evista, se anunció que habrá bloqueos de caminos en el país si es que desde el arcismo se intenta inhabilitar a Morales para las elecciones generales de 2025. También se acusó al presidente Luis Arce de no atender el problema de los combustibles, la falta de dólares y no encauzar las elecciones judiciales, entre otros. También un dirigente del Chapare manifestó que Morales será presidente en 2025, “por las buenas o las malas”, rechazando que haya negociación entre evistas y arcistas para llevar adelante un nuevo congreso. Por su parte, Morales dijo que “habrá una convulsión social si es que lo inhabilitan como candidato”. Pero días después pidió que haya elecciones primarias cerradas para definir al candidato del MAS para los próximos comicios.

Al respecto, algunos analistas afirman que, en caso de posiciones irreconciliables entre Arce y Morales, se podría optar por candidatos jóvenes dentro del MAS, otros observan que nunca hubo democracia en el masismo, sino caudillismo, lo que evitó la aparición de otros líderes, por lo que se dio curso al autoritarismo y la intolerancia.

No obstante que los problemas internos del MAS no deberían afectar al resto de la población, eso no sucede cuando sus integrantes anuncian medidas de presión para conseguir objetivos partidarios, en este caso del ala evista. Lo cierto es que la pugna masista es por quedarse con la sigla del partido y participar en el acto electoral del próximo año, pensando, seguramente, que eso basta para lograr la mayor votación de la población.

No obstante, olvidan que ambos bandos han estado juntos más de una década desde que el MAS llegó al poder en el 2006, cuando había bonanza económica por la venta de gas, particularmente, a países vecinos. Entonces se esperaba la realización de obras a favor de todo el país para salir realmente de un estado de subdesarrollo permanente. Lamentablemente, eso no ocurrió y enorme cantidad de dinero fue dilapidado en obras defectuosas y otras entregadas a manos llenas a sectores afines al MAS, pero sin planificación ni control. Se trató, en varios casos, de favorecer a correligionarios que habían apoyado las campañas masistas para llegar al gobierno. Y son numerosos los casos de corrupción, nepotismo e ineficiencia administrativa que han deteriorado la imagen del país.

Lo peor es que en el MAS se mantiene la forma de lograr objetivos “por las buenas o las malas”, como si viviéramos en tiempos primitivos, por lo que se anuncia el retorno de los aborrecibles bloqueos de caminos, medida que perjudica a sectores productivos y ciudadanos comunes que soportan la actual difícil situación económica. Pero, al parecer, a los oficialistas más les interesa permanecer en el poder, no el “vivir bien” de los demás.

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