Desde hace dos meses, muchas naciones europeas se encuentran en aguda crisis agropecuaria, originada por proyectos de la Unión Europea que tienen como objetivo reducir la población, cambiar el sistema alimentario, disminuir las áreas de cultivo y ganadería, bajar el nivel de contaminación, luchar contra la polución del ambiente y otros.
Esa política entró en aplicación frente a la oposición de miles de granjeros que son los encargados de alimentar a la población del viejo continente. Sin embargo, las medidas encontraron enérgica resistencia y, finalmente, grandes cantidades de agricultores hicieron gigantescas marchas a pie y con tractores y poco menos que paralizaron la economía europea.
Esa serie de marchas, aumentaron de volumen y violencia y fueron reprimidas por policías, con el fin de normalizar la situación y hacer posible el cumplimiento de las disposiciones agropecuarias dictadas por la Unión Europea. Sin embargo, los agricultores denunciaron que esas medidas estaban destinadas a reducir la existencia de la ganadería y la agricultura, para dar “muerte” a los trabajadores de la tierra.
Los esfuerzos policiales para contener a los descontentos, sin embargo, resultaron inútiles y más bien la protesta se extendió a otras naciones, como Polonia y amenaza llegar a Ucrania, que es la principal abastecedora de alimentos a Europa, pese a la invasión de Rusia. Pero eso sería poco. Una vez que Europa está convulsionada por esos movimientos de agricultores, se ha propagado el problema y ahora, los bloqueos de caminos se han extendido a Canadá, que enfrenta las mismas medidas que se están aplicando en países europeos. Por ello grandes marchas de granjeros han atiborrado calles de Canadá y son reprimidos por la policía en forma enérgica.
El asunto, empero, se está reflejando en América Latina y Argentina ha anunciado tomar medidas para evitar dificultades con los campesinos e indígenas, que constituyen un problema de consideración. También ha decidido atender la presencia de alrededor de un millón de campesinos bolivianos que rodean a Buenos Aires con gran cantidad de granjas pequeñas que abastecen a la capital bonaerense con el 30 por ciento de las verduras y frutas.
Por si fuera poco, el movimiento agrícola europeo, además de contagiar Canadá, también está produciendo efectos en Colombia y Paraguay, donde se estaría procurando evitar una crisis mayor con una reforma agraria. Eso no sería todo. Esa crisis contagiosa amenaza también a la agricultura boliviana de occidente, que se encuentra paralizada desde hace años, debido a medidas agrarias oficialistas. Y es que muchos agricultores han dejado de cultivar la tierra y ya no abastecen a los centros urbanos. Hoy miles de campesinos han migrado a las ciudades y al exterior y viven en la miseria. Por tal situación se prevé que no tardarán en manifestarse.