En el Día del Mar Boliviano, 23 de marzo, es crucial reflexionar sobre la relación entre Bolivia y Chile, marcada por diferencias históricas, pero también por la necesidad de buscar un entendimiento que beneficie a ambas naciones y promueva un desarrollo compartido en la región.
Bolivia ha mantenido firmemente su derecho irrenunciable a tener acceso soberano al Océano Pacífico constitucionalmente. Este derecho no solo es un elemento central de nuestra identidad nacional, sino también una oportunidad para impulsar nuestro desarrollo económico y social.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos diplomáticos y los llamados a la cooperación, la relación entre La Paz y Santiago sigue siendo tensa y marcada por la desconfianza. A pesar de las numerosas reuniones y acercamientos, aún no hemos logrado superar las barreras que nos separan y avanzar hacia una verdadera amistad y colaboración mutua.
Es especialmente preocupante observar que, a pesar de la existencia de acuerdos bilaterales, una consolidada relación consular y comercial entre los dos países, no se ha alcanzado el verdadero potencial. Mientras Chile se beneficia de un flujo constante de exportaciones hacia Bolivia, nuestro país enfrenta obstáculos y restricciones que limitan nuestro acceso a los mercados chilenos, sin mencionar un bloqueo constante al dialogo bilateral sobre la problemática marítima boliviana.
Es hora de dejar de lado las diferencias del pasado y trabajar juntos hacia un futuro de respeto mutuo y cooperación en igualdad de condiciones. Bolivia y Chile tienen mucho que ganar al fortalecer sus lazos comerciales y promover un comercio justo y equitativo que beneficie a ambas naciones.
En el Día del Mar, refrendamos nuestro compromiso patriótico recordando que: ¡Bolivia jamás renunciará a su Mar!; Por lo que hacemos un llamado a superar las aversiones, porque la historia nos recuerda que unidos en la complejidad somos más fuertes y juntos podemos construir un futuro de prosperidad y desarrollo para nuestras presentes y futuras generaciones.
La enemistad, es un término poco frecuente, que se usa en algunos contextos, especialmente en textos más formales o literarios, que nos recuerda que existe una falta de amistad o la ausencia de una relación amigable, un término reflexivo y apropiado a la situación actual. Al visualizar las relaciones bilaterales entre Bolivia y Chile, más allá de la tensión y desconfianza, desde hace un tiempo, trascendentalmente se vive una realidad alejada de la hostilidad o desapego, lo que con esperanza nos hace instar a los líderes de ambos pueblos a redoblar los esfuerzos para promover la paz, la amistad y la cooperación en la región, ya que solo a través del diálogo honesto y la voluntad de buscar soluciones mutuamente beneficiosas, podremos alcanzar la verdadera grandeza que nuestros países merecen.
Que esta fecha nos inspire a trabajar juntos por un futuro compartido con soluciones a los diferendos, prevaleciendo la paz, la justicia y la prosperidad para todos.
El Autor es Abogado M.Sc. DAEN, ex Cónsul de Bolivia en Chile y Director del Centro de Investigación CINDEPRO.