miércoles, mayo 8, 2024
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Extraña desaparición de un millón de dólares

En vísperas de que se produzca el bloqueo de caminos ordenado por Evo Morales para impulsar las actividades parlamentarias destinadas a realizar las elecciones populares de 94 altos magistrados del Estado Plurinacional, la opinión pública se desayunó el 12 de enero con la extraña noticia de que policías de Tránsito en Santa Cruz habían detenido un automóvil particular, que llevaba en una bolsa nada menos que un millón de dólares, dinero luego robado por los uniformados.

Naturalmente, las conjeturas de la ciudadanía eran muy variadas, pero lo que esperaba es que las autoridades policiales y fiscalizadoras descubran el origen de esa cuantiosa cantidad de moneda americana y hagan declarar a los dueños del vehículo el origen de esa cuantiosa suma. Era mucho más significativa de lo que aparentaba, en momentos en que el país sufre por carencia casi total de divisas para importar alimentos, máquinas y otros. Y cuando el presidente del Estado plurinacional hace las más variadas maniobras para tener algo de dinero con el objetivo de pagar las deudas estatales y cotidianas, así como mantener las operaciones administrativas.

El asunto del decomiso del millón de dólares pasó a la Policía y a los fiscales para investigación, sin que se hubiese aclarado y mucho menos se sepa cuál es el origen del paquete millonario que fue atribuido al narcotráfico, a alguna operación financiera empresarial, a un pago retrasado de salarios a obreros de alguno de los “elefantes blancos” que existen en el país, pero que no dan ganancias.

Sin embargo, esas versiones se volatilizaron porque las autoridades no dieron respuesta oportuna y, como siempre, dijeron que “estaban investigando”. Inclusive el asunto pasó a tribunales, donde se habría incoado el proceso legal respectivo. Pero allí surgió la versión de que se “estaba investigando” el origen del asunto y se anunció que procedería del Banco Santander de Iquique (Chile) y que se estaba enviando a Santiago una comisión investigadora. No obstante, a partir de entonces el caso se perdió en recovecos de la historia y no se ha vuelto a saber nada más y ha quedado poco menos que en el olvido y la denuncia se ha entrepapelado en los estrados judiciales.

Dejando de lado los prejuicios, lo único cierto es que la denuncia objetiva del decomiso de un millón de dólares en un lujoso automóvil, está quedando en el olvido más profundo que se pueda imaginar. Por ello se critica a los medios de comunicación por “no hacer seguimiento” de los asuntos que son denunciados. Algunos afirman que las autoridades están “ocultando” el caso, hasta el momento de descubrir el origen del millón misterioso.

Se puede señalar que las altas autoridades de la burocracia estatal podían haber intervenido en el asunto y así haber obtenido la información sobre el origen de ese dinero. Finalmente, podría haber pasado a manos del Estado Plurinacional, cuya situación de pobreza es proverbial, sin que se pregunte, ni mucho menos, qué está pasando con esa jugosa “remesa”.

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