martes, abril 30, 2024
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¿Solo quinientos años?

Almirante (SP) Jorge Botello Monje

Todo tiempo pasado fue mejor, reza el dicho popular, y al calor de esta suposición, ciertos sujetos alaban los tiempos incaicos cuando, según la despistada afirmación de Marof: “la vida era tranquila, sencilla, laboriosa y se deslizaba cantando églogas sin otra aspiración que la dicha de la comunidad por el trabajo”. Esa paradisiaca existencia, habría sido trastocada por la irrupción española. Siguiendo esta idea hay “añoranzas” de esa “vida idílica”, y desorientados aimaras se declaran descendientes del linaje quechua. Denuncian, además, 500 años de dominación.
La disparidad de escritos de la época dificulta el conocimiento de la temática. Pero estas afirmaciones ignoran hechos que desmentirían una y otra idea, pues, “la vida tranquila, sencilla, laboriosa” no se “deslizaba cantando, églogas” sino, en disputas, envenenamientos y, a la llegada de Pizarro, en enfrentamientos sangrientos y fratricidas, huaracas de por medio, entre los ejércitos de Atahualpa y Huáscar, por controlar el imperio.
Guzmán Palomino señala que: las facciones dominantes, aristocracia religiosa y militar, poseían dos terceras partes de las tierras: las del Sol y las del Inca. La otra parte la usufructuaban los señores locales y los campesinos hatunruna, dividida de acuerdo con criterios clasistas. Así resulta curioso que haya habido “dicha de la comunidad por el trabajo”.
Esto también desmiente eso de los 500 años, y no es que no haya habido dominación y explotación del pueblo llano, sino que duraron mucho más que esas 5 centurias, pues las diferentes invasiones prehispánicas a lo que ahora es Bolivia, acarrearon el control de su población, por los invasores. Los aimaras, por ejemplo, ocuparon tierras de los urus, los dominaron, y les habrían obligado a enseñarles la navegación a vela, y seguramente no con ruegos. Esto implicó, según Lara Barrientos: “una fuerte discriminación por parte de los aymaras hacia los urus…”. Esa discriminación se hace más evidente cuando supuestos defensores de los indígenas, subestiman su entendimiento, pretendiendo atemorizarlos, afirmando que, si fulano se va del gobierno, el sol se va a esconder, la luna se va a escapar, aunque al final quien escapó fue fulano.
La conquista incaica, de los pueblos collas, no fue pacífica, como se pretende hacer creer, al contrario, los quechuas se impusieron con el empleo de la fuerza, y su conquista vino acompañada de la imposición del dios sol, los hispanos, más tarde, trajeron la religión cristiana.
Los indígenas fueron explotados por los incas y los caciques antes de la llegada de los españoles, y continuaron, los caciques, abusando de los indígenas durante las encomiendas. Así lo relata Cieza de León. Mucho más se puede comentar al respecto, pero importa señalar que esos afanes de denunciar los 500 años son una farsa, y su principal propósito no es reivindicar a los indígenas ni acabar con ese ciclo, solo busca sembrar la discordia en nuestra sociedad.

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