jueves, mayo 9, 2024

El buen modelo

Fabian Freire

Le pregunto al lector; ¿cuánto tiempo cree que se necesita para cambiar a un país, remodelarlo totalmente y que cuente con una economía próspera?; la respuesta en mi caso es alrededor de 15 a 20 años, algo que puede llegar a ser excesivo para muchos. Considero este periodo de tiempo principalmente gracias a las lecciones que nos da la historia, este es el período idóneo para tener un verdadero desarrollo y crecimiento; a fin de que las bases estén bien cimentadas.
Es verdad que esto se puede hacer en menos tiempo, pero esto es algo casi inédito y el único ejemplo que se viene a la cabeza es el de Alemania (tanto antes como después de la Segunda Guerra Mundial). En el caso de los países latinoamericanos, el tiempo idóneo es de unos 20 años, esto por el subdesarrollo y problemas con los que cuenta la región.
Si seguimos alrededor de 20 años o un poco más un modelo bien aplicado, se puede obtener un país fuerte y económicamente próspero. Pero, reitero, para que esto funcione, se debe contar con los liderazgos y modelos adecuados. De no contar con los factores previamente mencionados, de nada sirve contar con una gestión larga, pues se estaría sentenciando a un país. Esto es lo que nos sucede con el MAS, puesto que, si logró obtener su época de crecimiento económico, éste fue artificial y con base en políticas que nos arruinaron económicamente. Vienen tiempos oscuros para nuestro país. Evidentemente con el MAS no se contaba con líderes y menos con el modelo adecuado, el socialismo es una ofensa para la economía, solo genera caos y pobreza.
Bolivia siempre ha tenido mala suerte en las gestiones donde solo se ha seguido un modelo, pues estos modelos o han sido mal llevados o los lideres no han sido los correctos. Por ejemplo, en el período militar queda claro que lo que falló fue el modelo económico, similar al de la revolución de 1952; que generó un caos económico para nuestro país, fueron tiempos de estancamiento económico.
Se destaca la primera gestión de Hugo Banzer en lo económico, pero este crecimiento fue solamente artificial y terminó traduciéndose en los problemas económicos que afrontamos en la década de los ochenta.
Una cosa es obtener crecimiento artificial y otra es obtener uno real, sentar bases para tener un país próspero de verdad. Me queda claro que en Bolivia nunca se han sentado las bases de un crecimiento real y todos los crecimientos que hemos atravesado han sido meramente artificiales, que han servido para un par de años, pero a costa de causar estragos económicos en el largo plazo.
Para tener buenos resultados, hace falta tener un buen modelo, un buen líder que lo aplique y, sobre todo, confiar en la gestión, pues ésta tardará, pero dará resultados fructíferos si se le tiene paciencia y cuenta con los factores ya mencionados.
El mejor ejemplo es Chile, donde Augusto Pinochet sí supo cómo aplicar el modelo neoliberal. Ese país vecino tardó en crecer, pero fue porque Pinochet poco a poco sentó las bases de sus instituciones para garantizar un crecimiento real. Esto se tradujo en que hoy Chile es un país próspero gracias a él y por más que han tratado de cambiar este modelo, éste sigue vigente y más fuerte que nunca (ha derrotado a dos intentos de referéndum constitucional).
En Bolivia se adoptó el mismo neoliberalismo, pero éste jamás pudo mostrar verdaderos resultados de cambio, se estancó y terminó dando el poder al MAS, que instauraría su nefasto modelo socialista.
Para generar crecimiento real se necesita tanto tener los líderes correctos como los modelos indicados, así como en Chile. En caso contrario, un país se encuentra en un bucle de estancamiento económico, como ocurre en Bolivia.
Es urgente, para salvar a nuestro país, que tengamos un buen modelo económico y político para aplicarlo, el mismo que debe ser instaurado en una nueva Constitución Política del Estado, que renueve todas nuestras deficientes instituciones.

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