lunes, abril 29, 2024
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Bloqueo de caminos, masacre sin castigo

El pueblo boliviano se encuentra ante una nueva forma de agresión alevosa y genocida de parte de individuos con creencias mesiánicas que consideran que los bloqueos de caminos son la solución para satisfacer ambiciones e intereses personales o de alguna ideología a cuyo servicio podrían encontrarse.

En forma concreta, esos bloqueos de caminos, utilizados como una práctica medieval para situar ciudades, evitando que lleguen alimentos a poblaciones, sometiéndolas al hambre, la muerte lenta y la paralización de actividades diarias de subsistencia, constituyen una forma de masacre impune. Vale decir que es una agresión terrorista a pueblos inermes.

Por otro lado, este sistema de atentar contra las masas populares se parece a lo que hacía el bárbaro Atila hace cinco mil años, es decir, cercar ciudades, privarlas de alimentos y agua y, finalmente, asaltarlas pasando a cuchillo a gente indefensa.

En estos días, las huestes del caudillo cocalero Evo Morales han bloqueado la ciudad de Cochabamba, (de cerca de un millón de habitantes), ya que fracasaron en un intento de la misma naturaleza contra otras urbes del país. Esa fórmula perjudicial no dio resultado en otras regiones por la falta de convocatoria y por objetivos desubicados. Sin embargo, ese bloqueo al corazón del territorio nacional y punto clave de todo el sistema de transporte a nivel nacional, ha repercutido en el resto de las poblaciones, que han sido afectadas por la insólita medida propia de tiempos de la barbarie.

Tan inesperados efectos de bloqueos en los valles de Cochabamba   se han extendido al oriente y occidente y con consecuencias sobre una población de más de diez millones de habitantes, que comienzan a sentir escasez de alimentos, de carburantes, falta de atención médica y paralización de actividades directas e indirectas e inclusive con repercusiones internacionales, porque varios productos de exportación, que eran llevados en motorizados, han quedado detenidos en las vías bloqueadas.

Pese a todo, los auspiciadores y organizadores de los bloqueos han recibido el “efecto bumerang”, al constatar que el arma que arrojaron se volvió contra sus cabezas. El hecho de atentar contra la vida de la población, buscando beneficios personales y partidarios, ha desprestigiado al caudillo cocalero y el círculo de individuos que lo rodea y asesora.

Es más, la popularidad de Morales ha caído abruptamente ante toda la ciudadanía y, en particular, entre los campesinos, particularmente de occidente, que, por lo demás han sido abandonados, por medidas económicas contrarias a sus intereses. Y es que en vez de recibir apoyo para volver a los campos e intensificar la producción agrícola, ahora se han empobrecimiento, al extremo que se han visto obligados a trasladarse a países como Argentina, donde encuentran condiciones económicas y sociales favorables para sus actividades.

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