viernes, mayo 17, 2024
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La economía populista ante una crisis general

Como fruto inevitable de políticas económicas de todo género que se intentó aplicar, desde fines del siglo pasado y no menos del presente, pero principalmente por habernos conducido a la condición de país colonial, nos encontramos al borde de una crisis general. Y ya se están presentando signos evidentes de que el mal se agravará y, al mismo tiempo, es notorio que autoridades del Estado Plurinacional y diversas entidades públicas y privadas han desviado la mirada de un problema capital. Es, pues, necesario, dar una voz de alarma.
Esta amenaza de crisis general, además del tiempo que dura, tiene responsables personales que no es necesario citar, pero que están en la memoria de la población. Pese a todo, se debe remarcar que, en primer lugar, es necesario atender los grandes males y dejar de lado las acusaciones personales, ya que la nación tiene prioridad exclusiva.
Una situación de crisis general del sistema populista en todos sus sentidos, abarca todos los campos de la vida económica, política e ideológica. Problemas mundiales y la creencia de que “el capitalismo de Estado es todo”, pero nada resuelve, agudizan las contradicciones de ese sistema.
Una serie de conceptos, como del populismo, ha destruido numerosos países prósperos, por sus regímenes obsoletos. El sistema populista, considera que la “historia retrocede” y “sería el terreno para establecer el socialismo”, incluyendo frases abstractas como “proceso de cambio”, “economía plural”, etc. Sin embargo, más que todo se ha provocado corrupción y extrema pobreza, que ha resultado la fórmula ideal para mantenerse gozando del poder político.
Por otro lado, la crisis general del régimen populista se expresa en las contradicciones del capitalismo de Estado, monopolista, que a pesar de su magnitud todavía no ha sido tomado en cuenta por la oposición partidaria ni entidades privadas de investigación. Tal sistema, nacido después de la Guerra del Chaco, ha desarrollado raíces profundas y pasa inadvertido y se parece al perro del hortelano, que no come ni deja comer. Durante las gestiones presidenciales de Evo Morales fueron instaladas veinte grandes y pequeñas industrias y ahora el gobierno de Luis Arce ha señalado como objetivo instalar otras 160 plantas industriales, lo que acentúa el monopolio capitalista de Estado, según un “plan de industrialización”.
Este capitalismo monopólico, claramente del Estado populista, es típico de países que no pudieron hacer la revolución democrática o la hicieron muy mal, y subjetivamente lo consideran como tabla de solución para quedarse indefinidamente en el gobierno. Es decir, tener diversas formas de participación directa del Estado en la economía, desde grandes industrias hasta pequeños talleres de artesanía, en tierras, control y distribución de alimentos, con ingresos presupuestarios y muchos otros.
En fin, como aseguran algunos opositores, el Estado Plurinacional habría cumplido su ciclo de desarrollo y su sistema económico está agotado.

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