sábado, abril 27, 2024
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Ofensiva de Israel sobre Gaza se encuentra en una encrucijada

(Enviado especial a Tel Aviv, Israel) El premier israelí Benjamín Netanyahu y su gabinete de guerra se encuentra en una encrucijada montada por Hamás y Qatar, un estado árabe que financió operaciones terroristas y atrae a Estados Unidos para fortalecer su protagonismo geopolítico en Medio Oriente.

Hamás y Qatar acordaron liberar a Judith y Natalie Raanan, dos ciudadanas de Estados Unidos que fueron capturadas por la organización terrorista que atacó Israel y causó una masacre que incluyó asesinatos, violaciones y secuestros, entre otros crímenes de Lesa Humanidad.

La liberación de las rehenes coloca a Netanyahu en un dilema ético atado a la casus belli provocada por Hamás: apuesta a recuperar a todos los secuestrados, confiando en los terroristas y Qatar, o procede a la invasión para romper una abrupta Trampa 22, que fue articulada para evitar que inicie los combates en Gaza.

Israel fue atacado por una organización terrorista que es financiada por Irán. Y asume que debe replicar la agresión para evitar que la masacre en territorio propio se repita de nuevo. Es un estado de supervivencia, explicaron adentro del gabinete de guerra: «Netanyahu come, o todos somos comidos», dijo a Infobae un asesor del premier israelí. Pero la toma de decisión del Netanyahu está condicionada por la influencia de Washington, las presiones constantes de los 41 países que supuestamente tienen connacionales secuestrados y su propia debilidad política.

Joseph Biden puso la maquinaria bélica de Estados Unidos a disposición de Israel. Eso implica que Biden tiene influencia en la toma de decisiones de Netanyahu y que es consciente de la situación de los rehenes, pero el presidente de los Estados Unidos también entiende que la ausencia de reacción -ya pasaron dos semanas del ataque terrorista- puede complicar la existencia del estado israelí.

Hasta el sábado al mediodía (6 AM de la Argentina), Netanyahu y su gabinete no habían resuelto congelar el ataque a Gaza, y sólo se discutía el tempus y la oportunidad estratégica. El premier israelí y Biden conversaron anoche sobre las distintas etapas de la guerra contra Hamas y quedó en evidencia que el líder demócrata se inclina por suspender la ofensiva hasta concluir la crisis de los rehenes.

Sin embargo, la postura de Biden sería negociable, argumentaron en las cercanías de Netanyahu. El presidente demócrata no puede soltarle la mano a los rehenes de los Estados Unidos, pero tampoco puede desgastar a su principal aliado en Medio Oriente. Y eso sucedería si Israel no ataca a Hamás y demuestra a Irán -principal enemigo de Occidente en la región- que tiene las manos atadas por la presión diplomática de la Casa Blanca y sus socios del G7.

«La guerra contra Hamás y la libertad de los rehenes son dos objetivos que son paralelos. Y en este momento, por lo menos en términos generales, no se tocan. Por un lado, rescatar a los rehenes y devolverlos a sus familias, y por otro lado desmantelar la infraestructura gubernamental y militar de Hamás en la Franja de Gaza. En este sentido, no se abre un impasse. Se sigue con el plan de guerra, y no hay un impasse por el hecho que hay dos rehenes liberados», explicó un vocero israelí que conoce a Netanyahu y sabe cómo funciona su gabinete de guerra.

Qatar tiene una posición sinuosa en Medio Oriente. Apoyó en las sombras el avance de ISIS, ignoró durante el mundial en Doha qué estaba sucediendo con la disidencia en Irán, su canal Al Jazzera está cerca de la suspensión informativa en este país y ahora tiene un perfil muy alto respecto a los rehenes que manipula Hamás en Gaza.

Hamás planteó un dilema a Israel que no estaba en los cálculos de Netanyahu. Y menos todavía que Qatar actúe como backchannel en una operación con rehenes bajo el control de una organización terrorista que responde a las órdenes directas de Irán. El régimen de Teherán cuestiona la perspectiva de Estado y de religión que exhibe Qatar, y esa condena se extiende a Arabia Saudita, que es aliado de la Casa Blanca y había iniciado un profundo acercamiento diplomático con Tel Aviv.

Qatar no desea una guerra en Medio Oriente, no está en su agenda geopolítica y le complica su hoja de ruta regional. Hamás no quiere un conflicto con Israel en su propio territorio: prefiere los ataques terroristas en escenario ajeno, matar y salir. Para luego regresar al lugar de los hechos y repetir acciones fundamentalistas que el derecho internacional considera crímenes de lesa humanidad.

La suma de los intereses estratégicos de Qatar y Hamás desembocaron en la libertad de los rehenes Judith y Natalie Raanan. El estado árabe que relativiza el Holocausto y la organización terrorista que atacó Israel cerraron un acuerdo para satisfacer sus objetivos políticos. Y ese acuerdo puso a Netanyahu adentro de una Trampa 22, que condiciona sus movimientos bélicos y le permite a Hamás ganar tiempo en defensa.

El gabinete de guerra recomendó a Netanyahu que continúe con su plan militar. No se descarta en Tel Aviv que Hamas aconsejado por Qatar libere a otros rehenes, y que ese goteo sea una táctica efectiva para demorar sine die la ofensiva sobre la Franja. El premier israelí aceptó la sugerencia de su gabinete de guerra y aguarda una nueva conversación con Biden para ajustar los plazos y ejecutar el desembarco en Gaza.

«Si no actuamos con rapidez, nosotros nos convertimos en los nuevos rehenes de Hamás y Qatar. Ellos sueltan a los prisioneros y nos condicionan a nosotros con la opinión pública, que aparecemos yendo a la guerra sin que nos importe la vida de los rehenes. Para Hamás y Qatar el costo es mínimo: sueltan un rehén o dos, y a cambió capturan a todo el gobierno israelí. Nosotros queremos liberar a todos los rehenes, pero también tenemos que sobrevivir como estado y dar seguridad a todos los israelíes. Y eso sólo sucederá con la destrucción de Hamas, que ahora aparece como una organización que se preocupa por la vida de los demás. Nosotros no olvidamos que acá mató a miles de israelíes; y espero que afuera tampoco nadie se olvide», argumento a Infobae un miembro del gabinete de guerra.

Netanyahu tiene pendiente una comunicación con Biden. Cuanto termine la llamada, decidirá: va a la guerra en estas horas o espera que Hamás libere a todos los rehenes, una posibilidad de cumplimiento imposible.

Si lo hiciera ya no habría motivos que demoraran la invasión de Israel a Gaza.

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