sábado, mayo 18, 2024
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Bolivia ante la Primera Guerra Mundial

Según el historiador Pierre Renouvin, en su clásica obra ‘Historia de las Relaciones Internacionales’, menciona con relación a la Primera Guerra Mundial: “…que las condiciones de trabajo del historiador son, en este periodo de la historia de las relaciones internacionales, mucho menos favorables que en el estudio del periodo anterior…”, esto debido a la censura durante la conflagración. En el caso de nuestro país, la documentación resguardada en el Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores junto a amplias Memorias Institucionales, nos permiten seguir a los historiadores en cuanto a los detalles de las acciones diplomáticas bolivianas.
Desde el inicio de la guerra en Europa, hasta el mes de enero de 1917, Bolivia adoptó “la más perfecta neutralidad, habiendo conformado sus actos en ese orden a los principios contemplados en la Convención internacional suscrita en La Haya en octubre de 1907”, anunció el presidente Ismael Montes al Congreso Ordinario.
En consecuencia, el desarrollo de las industrias nacionales y el tráfico comercial internacional se vieron afectados. Por otro lado, el empleo de la guerra submarina sin restricciones, señalada por Alemania, plantearon al gobierno de Montes inconvenientes de otro orden. En ese sentido, el diplomático alemán Wilhelm von Sanden, envió a la Cancillería, por encargo de su gobierno una nota fechada el 6 de febrero, anunciando aquella resolución: “…por encargo de mi gobierno tengo el honor de poner en conocimiento de V.E. lo que acabo de manifestar, permitiéndome, a la vez, insinuar la conveniencia de advertir a los ciudadanos de Bolivia, no confíen ni su persona ni sus bienes a buques mercantes armados de las potencias en guerra con el Imperio Alemán ni a buques mercantes no armados, que pasen por la zona arriba indicada”.
El canciller Placido Sánchez, respondió dos días después en una nota de protesta lo siguiente: “…naturalmente debe ser entendido, que al reclamar Bolivia el respeto al libre tráfico de las naves mercantes neutrales, se refiere, no a las suyas, que no las tiene, sino a las de las potencias marítimas neutrales, porque es mediante ellas que hace su comercio exterior, el cual quedaría bajo la amenaza de ser anulado si hubiera de admitirse la prohibición…”.
En consecuencia, el 13 de abril, la Cancillería de nuestro país, en oficio le dijo al diplomático germano en La Paz, que el Gobierno Alemán no solo había proscrito todas las reglas y principios de derecho, sino que había cancelado por su sola autoridad los Tratados y Convenciones suscritos en La Haya. Recordaba también, el hundimiento por submarinos alemanes del vapor ‘Tubantia’, en el que navegaba en aguas holandesas neutrales el ministro de Bolivia en Berlín, el diplomático L. Salinas Vega.
También ese mismo día, le entregaron sus pasaportes y al personal de la Legación. A su vez, fueron retirados los exequatur acordados al servicio consular alemán y se impartieron instrucciones a nuestros representantes en Alemania para la interrupción de funciones oficiales.
De esta manera, nuestro país rompió relaciones diplomáticas con Alemania y más adelante, le declaró la guerra. Tras la rendición de dicho país, Bolivia como potencia aliada suscribió el Tratado de Versalles, el 28 de junio de 1919.

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