Al crecer las importaciones, somos más dependientes

No resulta difícil comprobar que cuanto más importamos, mayores son nuestras condiciones de dependencia. Y es que, al parecer, no tenemos suficiente capacidad para producir lo que necesitamos y recurrimos a traer de países cercanos y lejanos los productos de uso y consumo. Sin embargo, lo peor es que esa deficiencia alienta un contrabando masivo.
Respecto a esta actividad irregular, las cifras son preocupantes, pues en el año 2022 llegó a los $us 44.315 millones, cuyas consecuencias principales fueron los graves perjuicios para la industria nacional, la pérdida de empleos, afectando a numerosas familias, la evasión de impuestos, entre otros. Lo peor es que hasta ahora las autoridades nacionales no han podido detener a grandes contrabandistas, ni se han ocupado de apoyar a las fábricas del país para que puedan competir en mejores condiciones con lo que se produce en el exterior.
Un reto permanente para los países subdesarrollados es producir lo que se usa y consume, pero para ello hay que adoptar políticas que atraigan inversiones y sean generados empleos.
Cuanto más importemos, bajará la capacidad de producción de empresarios, agricultores, artesanos y, en general, se anula la iniciativa y posibilidades de emprendimiento de quienes cuentan todavía con el capital financiero requerido. Por otra parte, resulta muy difícil invertir para copar el mercado interno si en el país no hay garantías para las inversiones y, menos, cuando no se observa respeto por la actividad privada. Cuando proliferan los calificativos para desmerecer todo lo que considera capitalista, neoliberal o antinacional, lo que crea mayor división en la población, porque la mayoría de las personas no sabe siquiera el significado de esas palabras tan mal utilizadas.
En tal sentido se conoce que muchas personas han iniciado, con buenas perspectivas, industrias pequeñas de producción, utilizando la materia prima nacional, dándole valor agregado, que las hizo competitivas ante las importaciones legales y de contrabando. Sin embargo, esa producción ha sido mínima –solo como un experimento–, no alcanzando a cubrir ni el mercado nacional.
La industria mediana y pequeña del país, sea por falta de infraestructura y maquinaria, por carencia de planificación y estudios de mercado, o por temores a cambios en política en el futuro inmediato, no se arriesga, no acepta desafíos para actividades futuras. Generalmente, el trabajo es a nivel familiar, porque contratar personal resulta riesgoso por las obligaciones económicas que implican. Lógicamente, la familia cubre lo estrictamente necesario y se siente libre de presiones sindicales o de las autoridades del sector laboral.
Por ello es necesario que el gobierno de turno entienda que es importante importar menos y producir más, particularmente ahora que la situación económica del país es crítica, por varios factores. Se requiere medidas gubernamentales que devuelvan la confianza al productor y se evite el contrabando, cuyo crecimiento implica mayor dependencia y fuga de divisas.