viernes, mayo 3, 2024
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Agitación política, sin respeto por el país

Es insólito cómo la política partidista actúa cuando se trata de la defensa de posiciones e intereses de su conveniencia, sin mostrar respeto por el país y la población que en el año 2025 tendrá que emitir sus votos. Pero ya se percibe enfrentamientos entre grupos que propugnan a un candidato o a otro, por lo que se profundizan las diferencias y pugnas, surgiendo acusaciones y contra acusaciones que nada bueno auguran para cuando llegue el momento decisivo de la contienda electoral.
Es el caso del MAS, partido que está en el poder desde hace más de quince años, etapa interrumpida brevemente por un gobierno de transición. En el partido oficialista, arcistas y evistas cada vez se distancian más, enfrascándose en sindicaciones con calificativos extremos, sin mostrar consideración por el pueblo que, en los momentos actuales, enfrenta una crítica situación económica, a pesar de la difusión de cifras estadísticas engañosas. Y es que la realidad muestra que aumenta el costo de vida, que los productos de la canasta familiar suben poco a poco.
Vivimos tiempos difíciles, cuando se agotan las reservas de gas y en poco tiempo ya no se podrá exportar ese energético al Brasil y la Argentina para obtener divisas, a lo que cabe agregar la escasez de agua que agobia a varios municipios del país, la expansión del narcotráfico, la desaparición de empresas y el desempleo, entre otros problemas. Sin embargo, cuando la población espera medidas eficaces para hallar soluciones, así como la elaboración de planes y proyectos de desarrollo, a las preocupaciones se suman las confrontaciones políticas y la constante convulsión social.
A los políticos, con pocas excepciones, al parecer solamente les interesa atraer votantes que no cuestionen sus decisiones, aunque éstas sean principalmente para beneficio partidario o personal y momentáneo, sin pensar realmente en el beneficio común. Por su obnubilación no se dan cuenta de que cuanto menos digna es su conducta, más decepción causan en el pueblo y hasta desalientan a los electores, quienes, en muchos casos, llegan a la conclusión de que, como se presenta la situación, “más vale no votar”.
Por ello el ejercicio de la política debería estar orientado al debate con ideas, sobre planes o proyectos que impliquen cambios profundos, relegando ambiciones personales o de grupo. En todo caso, es muy importante que solo se prometa lo que se pueda cumplir. Es necesario hacer abstracción de complejos y resentimientos, dejando de lado la mala costumbre de repartir cargos en organismos estatales a personas sin la suficiente preparación para desempeñarse con idoneidad. La actividad política debería quedar exenta de insultos entre adversarios ocasionales, de acusaciones al calor del momento, agitando de este modo, como hoy se observa, el ambiente político, al surgir hasta amenazas de sectores sociales para convulsionar el país si tal candidato es inhabilitado.
Ante este panorama electoral prematuro, la sociedad se pregunta: ¿Cómo actuarán los beligerantes si llegan al gobierno? ¿Qué se puede esperar si no se ajustan a reglas de comportamiento? Por lo que advierte, los candidatos prematuros tienen la ilusión de que la ciudadanía votará por ellos para que ganen por amplios márgenes. No obstante, deberían mostrar prudencia, respeto e interés por resolver problemas nacionales, de otro modo, pueden quedar con los crespos hechos cuando el pueblo acuda a las urnas electorales.

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