lunes, mayo 20, 2024
InicioSeccionesOpiniónSobre gobiernos de turno

Sobre gobiernos de turno

La memoria histórica registra, con detalles, los avances y retrocesos, los logros y fracasos de los gobiernos de turno, que en su momento representaron al país, en diferentes circunstancias.
Los gobiernos, como señala la historia, se erosionaron por desaciertos, excesos y discurso falaz, tan recurrente. Por no cumplir con ofertas electorales. Por la persecución a quienes pensaban diferente. Porque no mostraron honestidad en el manejo de la cosa pública. Porque no solucionaron, a su tiempo, los problemas inmediatos del ciudadano de a pie. Y por el afán de perpetuarse en el Poder. La actividad política está plagada, ciertamente, por situaciones de esta naturaleza, no solo en dictadura, sino también en democracia.
El respaldo ciudadano a un gobierno, de cualquier tendencia político – ideológica, se hizo manifiesto en tanto haya mantenido el precio del pan de batalla, alimento indispensable de la ciudadanía, y del pasaje en el transporte público, que permite movilizarse. Que haya generado fuentes de trabajo, pensando en el bienestar social. Que haya priorizado los supremos intereses nacionales, preservando los recursos naturales renovables y no renovables. Que haya conducido la nave del Estado con acierto y responsabilidad. Que haya respetado los derechos humanos y la libertad de expresión.
La solidez de un gobierno se mide, asimismo, por la eficacia en la gestión. Por los logros alcanzados a favor del Estado boliviano y, en particular, de las personas necesitadas. Los gobiernos que no lograron esos objetivos, pasaron a la historia sin pena ni gloria. Fueron estigmatizados como pusilánimes. Es que algunos, encendidos por efectos del Poder, no supieron qué rumbo tomar. Al extremo que no sabían del papel que iban a desempeñar en esas altas funciones. Otros acudieron a sus consejeros, afines a sus inquietudes ideológicas, en el exterior. Muchos se enfrascaron en sus proyectos sectarios, poniendo de lado el interés nacional. Y se enriquecieron a costa del erario público. Resultaron siendo los nuevos ricos.
El país requería, como siempre, un gobierno con capacidad para asumir medidas a favor de la estabilidad económica. A favor de la nacionalidad boliviana y el bien común. Alguna vez esa alternativa se la vislumbró. Por lo demás, todo fue un fiasco. De ahí que la ciudadanía aún vive soñando con un futuro mejor. Mientras tanto, hay más pobres y los nuevos ricos disfrutan en demasía.
“Sé bien que he venido a cumplir un destino admirablemente conquistado –decía, Hipólito Yrigoyen, al Congreso Nacional, el 15 de octubre de 1921–: la reintegración de la nacionalidad sobre sus bases fundamentales. No obedezco a tendencias, ni intereses encontrados, porque no tengo más ensueño que la Nación como síntesis del bien de todos” (*).
En suma: los bolivianos precisan gobernantes que sepan hacer buena gestión por el país y el bien común.

(*) “Hechos e Ideas” – Publicación de cuestiones políticas, económicas y sociales -. Año IX – N° 54. Impreso en la Editorial SOPHOS, Buenos Aires – Argentina, septiembre 1948. Pág. 286.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES