jueves, mayo 16, 2024
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Cambios en la enseñanza de química

Rocío Condori Aruquipa

 

Considerando que la ciencia y la tecnología están cambiando de manera considerable, hablamos de la necesidad de modernizar la educación.

Hace poco más de un siglo, nos dice Richard Buckminster Fuller (Snyder, 1980), inventor del domo geodésico (en honor a quien posteriormente se dio el nombre de fullerenos a las especies químicas compuestas por átomos de carbono, tipo bola de fútbol), nací en un año extraordinario, 1895, el mismo en que fueron inventados los rayos X y lo invisible se hizo visible. Cuando tenía dos años se descubrió el electrón. A los siete, el primer automóvil circuló por las calles de Boston, y a los ocho, los hermanos Wright volaron por el cielo. Lo imposible ocurría cada día, acelerábamos con una velocidad tremenda.

Habría que añadir al relato de Buckminster Fuller, que nace el mismo año en que muere Louis Pasteur y que al año de su nacimiento Henri Becquerel descubre la radiactividad; a sus cinco Max Planck propuso la cuantización, que rompió con los moldes de la energía en la física clásica; que a sus diez, Albert Einstein introdujo la teoría especial de la relatividad y a sus doce reinterpretaba con la física cuántica las anómalas capacidades caloríficas de los elementos sólidos.

En el área de la fisicoquímica también se daban grandes cambios, por lo que fueron entregados premios Nobel a tres científicos notables de esta área, como Jacobus Hendricus van’t Hoff (en 1901), Svante Arrhenius (en 1903) y Wilhelm Ostwald (en 1909), el primero y el último co-editores de la primera revista sobre fisicoquímica: Zeitschrift für Physikalische Chemie, desde su nacimiento en 1887; posteriormente fue Oswaltd su editor único hasta 1922. Por esos tiempos (en 1902) Josiah Williard Gibbs, otro notable fisicoquímico estadounidense, publicó su libro sobre Principios elementales de la Mecánica Estadística, aunque moriría al año siguiente.

En ese mismo año, Ludwig Boltzmann había vuelto a Viena y dictaba conferencias sobre filosofía natural, después de los fuertes debates con Mach sobre la existencia de los átomos (Lindley, 2001). En 1906, cuando el inventor tenía once años, Walther H. Nernst planteó la tercera ley de la termodinámica en los siguientes términos (Wilks, 1961): »El cambio de entropía en una reacción química tiende a disiparse conforme la temperatura se aproxima al cero absoluto».

Fue en 1909, a los 14 años de Buckminster, cuando Jean Baptiste Perrin escribe el artículo «Mouvement brownien et realité moléculaire» en los Annales de Chimie et de Physique que dio las bases experimentales para que en la conferencia Solvay de 1911 se llegara masivamente a la conclusión positiva acerca de la estructura corpuscular de la materia. Más de cien años tardó en convencer a los científicos la teoría atómica de Dalton. ¡Cómo se nos ocurre pedirle a alumno que lo asimile rápidamente!

¿Cómo podemos hacer para que nuestros estudiantes encaren los cambios acelerados?, podemos decir que siempre han existido épocas de cambios acelerados y de percepción de incertidumbre, pero habían sido atribuibles a poderes sobrehumanos, como los designios de los astros, a la voluntad divina, a «Los Elementos» o a «Las Fuerzas de la Naturaleza». En la actualidad es la conciencia de la influencia humana sobre el futuro lo que hace percibirlos tan ominosos. Antes se culpaba al destino por las desgracias, ahora es el género humano el responsable, por acción u omisión.

Las preguntas importantes hoy son: ¿Qué hacer para transformar los grandes objetivos de la educación? ¿Cómo lograr una formación flexible con la que los estudiantes puedan transformar y actualizar rápidamente lo que aprenden, con la velocidad de todos estos descubrimientos? José Antonio Chamizo (2009) nos dice frecuentemente que, con tales súbitos cambios del conocimiento, siempre hemos de enseñar no química, sino historia de la química, que no hay manera de ponerse al día para enseñar lo último: se necesita leer unas 20 revistas cada día para alcanzar el 1% de la información química que se produce en el mundo. Si nos conformamos con leer los resúmenes, entonces bastaría con consultar diariamente unas 200 páginas.

Las expectativas del aprendizaje de las ciencias están cambiando y hoy es importante el siguiente decálogo:

Aptitud para comunicarse.

Adaptabilidad para el cambio.

Capacidad para trabajar en grupo.

Preparación para resolver problemas.

Aptitud para analizar y conceptualizar.

Capacidad para meditar y mejorar el desempeño.

Aptitud para auto-administrarse.

Capacidad para crear, innovar y criticar.

Aptitud para involucrarse en aprender cosas nuevas, siempre,

Capacidad para cruzar las fronteras de los especialistas.

En este listado no vemos algún contenido científico, pero sí un enfoque de educación moderno, con las aptitudes y habilidades más deseadas para los estudiantes. Una manera de llegar a una calidad educativa es con el trabajo en equipo.

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