sábado, mayo 4, 2024
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Las reverberaciones y reflexiones de la historia

En el último día de rodaje de Ellas Hablan, Sarah Polley reflexionó sobre el elenco. A pesar de las exigencias que el guion le planteaba al elenco, “todo salía bien todos los días”, dice maravillada. Afirma que sus actrices estaban completamente compenetradas cuando se escuchaban unas a otras. “Fue estimulante y aterrador a la vez”, señala, porque, a pesar de toda su preparación, no se había dado cuenta de lo desafiante que sería tener a “ocho actrices y un actor en una habitación pasando juntos por el cielo y el infierno durante ocho semanas”. A veces había doce actores trabajando y respondiendo unos a otros. Los lazos y la armonía que se desarrollaban entre ellos creaban “una energía en la sala que todos captaban”. Y se hizo sin choques de ego o temperamento. El elenco se apoyaba mutuamente y compartía un objetivo común. “Todos estaban profundamente involucrados, y no hubo indecisión en ningún momento”, puntualiza Polley.

En retrospectiva, bromea Polley, “lo que se les pidió a estos actores era una locura y quizá un poco inhumano. Una de las primeras grandes escenas tiene diez páginas, con enormes emociones, picos y valles”. Esa escena se rodó durante dos días y medio, con 120 tomas en diferentes ángulos. Le preocupaba que los actores se desgastaran, ya que era muy exigente. Pero, siempre resistentes, lo superaron, creando un espacio para la vulnerabilidad.

La fuerza de la historia unió también al equipo de producción en su compromiso con la película. Para algunos, la experiencia fue profundamente personal en términos de sus propias experiencias difíciles de vida. Por ejemplo, Sarah recuerda “un momento de la película en el que un personaje se disculpa con otro por ser cómplice y permitir que se cometieran abusos, sin protegerlas de ellos”. Algunos miembros del equipo de producción hablaron de sus propias experiencias y quizá de no sentirse protegidos por sus padres. Esas discusiones llevaron a Polley a hacer cambios en el diálogo para reflejar lo que otros sentían que habría que decir en esa situación. “Creo que los mayores éxitos están en lo que rodamos cuando todos estábamos en sintonía con la energía no solo de la historia, sino de todas nuestras experiencias colectivas”.

Polley sintió que el elenco y el equipo de producción abordaron Ellas Hablan con un fervor poco común. “Era como si formaran parte de un movimiento, no de una película”.

Un descubrimiento particular para ella fue explorar la idea de “marcharse versus huir”, y si marcharse es “sobre poder amar y estar a distancia” para las sobrevivientes. La historia está plagada de metáforas que van más allá del tema inmediato y por ello Polley está profundamente agradecida por el trabajo de Toews y por lo que todos hicieron para llevarlo a la pantalla. Era la primera película de estudio que dirigía, y la experiencia fue profundamente gratificante. “La gente entendió perfectamente lo que nos proponíamos hacer y nos dio el espacio, el apoyo y los recursos necesarios”, anota Polley.

Las escenas del pajar eran sobrecogedoras, pero incluso las tomas exteriores eran “de mayor alcance y más épicas” de lo que había imaginado. Ellas Hablan se aleja de las películas más contenidas e íntimas que Polley había hecho anteriormente. “Creo que ninguno de nosotros se dio cuenta de la magnitud del reto hasta que fue demasiado tarde”, afirma. “Tuvimos que seguir adelante, y eso fue genial”.

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