Fracaso de la utopía Siglo XXI

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha formulado teorías sociales, conocidas como utopías, ideas fantásticas que ofrecen el cielo y las estrellas, pero la práctica, más que las críticas de sus opositores, demostró que estaban equivocadas y terminarían en el basurero de la historia. Inclusive aquellas que fueron llamadas en algún momento “teorías científicas”.
Durante el siglo pasado, a la sociedad humana se le mostró en el horizonte el destello de hermosos días de dicha infinita. Pero, por más esfuerzos de toda clase que fueron hechos, aplicando gran variedad de fórmulas, el proyecto naufragó sin que se hiciera un disparo (como en la Rusia soviética), y con solamente la palabra milagrosa “transparencia” se desplomó en pocas horas y sin la menor posibilidad de restauración. La utopía socialista había fracasado en la práctica, sin remedio… como toda ilusión.
Pero se intentó reinstaurar la utopía y aparecieron otros teóricos que inventaron nuevas recetas para reanimar el cadáver, creyendo que existe la resurrección. Los nuevos esfuerzos fueron dirigidos a América Latina con la ideología populista que señala que para construir el futuro hay que destruir el presente y empezar el nuevo con base en la sociedad humana de hace diez mil años, cuando no se utilizaba la rueda y considerando que la historia puede marchar hacia atrás, como se hace funcionar el reloj de la plaza Murillo.
Sin embargo, también aquí fracasa el proyecto. En efecto, desde hace unos veinte años se hace grandes esfuerzos para poner en marcha la ideología populista a fin de construir el socialismo sin pasar por la sociedad democrática. No obstante, tal plan actualmente está en ruinas. En Argentina está mal, en Chile peor con la Constitución de Augusto Pinochet, Colombia en el limbo, Ecuador sale del pantano. Pero Brasil se desploma, Perú no permite el retroceso y ni qué decir de Bolivia, que está en estado de insurrección permanente contra la utopía que en veinte años no hizo ni una pizca de socialismo. Ni qué decir de lo que sucede en Venezuela, Nicaragua y Cuba.
En síntesis, el viejo socialismo está desaparecido y el del Siglo XXI en ruinas en el bloque de Latinoamérica, que mira con optimismo la democracia y no solo una a medias, sino la más amplia democracia.
En esa forma, los hechos confirman a todas luces que las utopías políticas, en particular la populista del socialismo del Siglo XXI, están en sus últimos estertores, por lo que habrá que prepararse para lo que venga después. ¡¡Cosas de la vida!!