Contrabando provoca millonarias pérdidas

Cada cierto tiempo estudios de entidades especializadas dan cuenta que el Estado tiene grandes pérdidas por efecto del contrabando de mercaderías, y por la defraudación impositiva que cometen los malos comerciantes que subvaloran sus productos o falsean la verdad respecto a la procedencia de todo lo que importan. Esa revelación demuestra que la lucha contra el contrabando es insuficiente y en contrapartida la actividad de los contrabandistas aumenta, porque ninguna autoridad competente ha podido poner freno a este delito que no solo afecta a las arcas del Estado, también al comercio y la industria legalmente establecidos en territorio nacional.
Las cifras conocidas mediante medios de comunicación ocasionan alarma porque los contrabandistas están actuando con cierta libertad que les produce grandes ganancias. Un ejemplo de ello son los tránsitos no arribados y el decomiso de miles de camiones de alto tonelaje, cargados de mercadería de contrabando, en pasado años. El contrabando sigue creciendo por el débil control aduanero, porque no se explica de otra manera el avance de esa ilícita actividad que priva al Estado de enormes sumas de dinero al eludir el pago de tributos.
Por eso las autoridades deben adoptar las medidas más efectivas para poner freno al contrabando, que beneficia a delincuentes, entre los que figuran políticos, malos empresarios y otros que aprovechando su condición buscaban, por ejemplo, la aprobación de normas que declaren amnistía para nacionalizar motorizados conocidos como “chutos”, asegurando que se trataba de una última oportunidad. Pero, pasado cierto tiempo, los contrabandistas hacen los mismos reclamos y las autoridades los atienden.
También el contrabando de ropa usada evade impuestos con subvaloraciones o declaraciones falsas del puesto de origen de esa mercadería. El daño aumenta porque esta actividad significa competencia desleal a la producción nacional, que engloba a fábricas de textiles, empresas de confecciones y micro empresas que no pueden competir con los precios de la ropa usada. Por su gran cantidad, los vendedores han organizado grandes centros comerciales populares en varias ciudades del país. Lo peligroso de este producto es que no se somete a reglas fitosanitarias. Bolivia parecería ser el basurero de países desarrollados, porque es el mejor mercado de productos usados o en desecho.
Es necesario hacer conocer las ganancias de los contrabandistas, para que la sociedad conozca la real magnitud de esa actividad, porque los mercados populares donde ofrecen sus productos cada día crecen y cuando ya no tienen espacio aparecen otros, en los que se puede encontrar productos para todo gusto. Se sabe que clanes familiares se dedican a esta ilícita actividad, como a la apertura de galerías comerciales en zonas populares, donde se expende productos de contrabando y donde está prohibido exigir el recibo de venta.
Por ello es imprescindible que el Gobierno intensifique la lucha contra el contrabando, porque en caso contrario, Bolivia dejará de contar con industrias y el sector productor se dedicará a otras tareas, el resto será dependiente de productos foráneos, que en su mayor parte entrarán por vía del contrabando, como ocurre hoy, sin que autoridad alguna denuncie a los contrabandistas que proliferan en el país.