lunes, mayo 13, 2024
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No hay lugar para el error en política

Los últimos días en nuestro país han sido bastantes agitados y caóticos. La región que más sufre por anarquía y protestas es Santa Cruz. Es entendible, pues todo el caos ha comenzado por la aprehensión del gobernador cruceño Luis Fernando Camacho. Más allá de hablar sobre la aprehensión del gobernador cruceño o del accionar de la Policía, voy a enfocarme en la estrategia política del MAS. En política cada acción debe ser fríamente calculada. Viendo cuáles son los costos o beneficios de dichas acciones y si realmente “el fin justifica los medios”.
La acción del MAS ha sido, según mi criterio, muy torpe y no bien calculada, representando un gran costo para el Gobierno. Si bien Camacho representaba una cierta oposición para el MAS, éste no podía ser considerado una grave amenaza. Antes de su aprehensión, la popularidad de Camacho había decrecido. Si bien los conflictos por el censo lo volvieron a poner en el centro de la política nacional, ello no significaba que fuera un fuerte opositor. Su gestión gubernamental no estaba siendo notable y si hay una palabra para describirla, es “mediocre”. Camacho es un líder de fuerte importancia en su región, pero en el nivel nacional no goza de poder ni influencia política. Por tanto, no puede ser considerado realmente una amenaza opositora nacional.
Si a alguien se parece Camacho en sus primeros años en política, es a Rubén Costas. El exgobernador también era un fuerte opositor al MAS en sus primeros años y daba la sensación de ser un potencial opositor nacional. No olvidemos sus constantes movilizaciones y luchas a favor de la autonomía. Algo similar pasa con Camacho, sin embargo, en vez de autonomía éste nos habla de federalismo. Creo que de dejar a Camacho acabar su gestión, probablemente hubiera actuado como Rubén Costas, pactando con el MAS y con su popularidad diezmada. Al haber arrestado a Camacho, el MAS solo promovió su notoriedad política en escala nacional. No digo que Camacho sea una alternativa política para el país, sino que ahora cuenta con más apoyo y empatía por parte de toda la población boliviana. Prácticamente el MAS ha revivido a un “muerto” con su torpeza. Pero no solo eso, sino que ahora el gobierno ha quebrado para siempre todo lazo de reconciliación con Santa Cruz.
El pueblo cruceño está sumamente molesto con las acciones del MAS y “secuestrar” a su gobernador ha sido la estocada final para el quiebre definitivo. Pongamos las cosas en una balanza para evaluar qué ha ganado y perdido el MAS con su estrategia de aprehender a Camacho. Primero, “lo bueno”, han conseguido un trofeo político y “someter” a un opositor. Segundo, “lo malo”, se han ganado la enemistad eterna de Santa Cruz y han revivido la popularidad de un opositor. Creo que queda claro que la acción de aprisionar a Camacho le ha sido más perjudicial que beneficiosa al MAS. Sumado a esto, el MAS ha conseguido un amplio rechazo internacional, cosa que en la época de Morales no existía. Si había un momento para actuar de esta forma contra Camacho era terminando los disturbios por el censo, dando a Santa Cruz su repartición justa de escaños, pero llevándose a su gobernador. Claro, con una mejor excusa que la que fue usada, Por ejemplo, acusar al gobernador de conspiración o de promover el terrorismo. Creo que, en la época de disturbios por el censo, pruebas no faltaban de que se estaba promocionando acciones violentas.
Finalmente, en política para deshacerse de un opositor hay que tener un amplio respaldo popular o ser “todopoderoso”. Cosas con las que no cuenta el MAS y que le puede costar muy caro. La popularidad del Gobierno no es la de antaño y, para colmo, el partido está fracturado. Desgraciadamente no existe hoy opositor político nacional que pueda aprovechar esta situación.

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