sábado, mayo 18, 2024
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De altura y de gran visión

“La política es un arte y una ciencia muy compleja y muy difícil. Una de las mayores fortunas que puede tener un país es contar con políticos de altura y de gran visión”, ha escrito el sacerdote de origen español, autor de varios libros y docente de la Universidad Católica Boliviana, Gregorio Iriarte (1).
Sería lo ideal, por el bien común. Por una convivencia armoniosa, que signifique paz, entendimiento y prosperidad. Por la construcción de un futuro mejor, que redunde por el bienestar de nuestros hijos y nietos. Pero las cosas no siempre adquieren ese tono. En consecuencia: se ha incurrido, en reiteradas ocasiones, por extravíos de los políticos, en retrocesos, en el límite de la barbarie.
Se perdió, en este marco, la sensatez, en deterioro de la paz social, productiva. De la tranquilidad que alimenta sueños y proyectos. De la actividad exportadora, que genera divisas. Se ha promovido el desencuentro y estimulado las acciones de intemperancia. Al extremo que hordas, estipendiadas, cercaron ciudades. Agredieron a sus pobladores, entre jóvenes y mayores. Conminaron, a los nacidos en esta tierra, que abandonen Bolivia. Sectores que afirmaron ser propietarios únicos del territorio patrio. Y otros dislates.
Bolivia, sea oportuno aclarar, es patrimonio de todos quienes nacieron en su seno y no de un determinado grupo social. Todos, nos referimos a los coterráneos del oriente y occidente, tienen la obligación de preservarla. Aunar esfuerzos, asimismo, por su engrandecimiento. Acá no tiene cabida, de ninguna manera, la fragmentación.
Convirtieron Bolivia en una región donde se impuso la fuerza. Donde la razón no tenía posibilidades de sobrevivir. No eran admitidas las diferencias político-ideológicas. Se abrían y abarrotaban las mazmorras, con quienes diferían. Se atentaban contra domicilios particulares. Se perseguía y amenazaba con la cárcel al adversario. Sin tomar en cuenta que el país, en octubre de 1982, superó los vestigios de la barbarie, con la recuperación del sistema de libertades. Aquel régimen político, que ejecutaron los autoritarios, fue desechado por la voluntad popular, en heroicas jornadas de lucha. Por el hecho que desconocía los principios intrínsecos de la democracia. Pisoteaba los derechos humanos y acallaba la voz disidente. Y se torturaba.
La democracia “se traduce en un conjunto de libertades, derechos y garantías que el pueblo boliviano las considera esenciales: libertad del movimiento obrero y sindical, desenvolvimiento irrestricto de los partidos políticos, autonomía universitaria, libre discusión de los temas políticos, sociales, económicos y culturales, el respeto a la vida, al trabajo y a la cultura, y, en fin, las garantías elementales para vivir, actuar y pensar sin miedo. El gobierno que respeta estas libertades, derechos y garantías, es democrático”, afirma el reconocido economista y ex rector de nuestra Superior Casa Estudios, UMSA, Pablo Ramos Sánchez (2).
En suma: los políticos tendrían que despojarse de sus intereses particulares y mezquinos.

NOTAS
(1) Gregorio Iriarte: “Análisis crítico de la realidad”. Talleres Gráficos de Colorgraf Rodríguez, Cochabamba – Bolivia, 1996. Pág. 298.
(2) Pablo Ramos Sánchez: “Siete años de economía boliviana”. Editorial de la UMSA, La Paz – Bolivia, 23 de junio de 1980. Pág. 74.

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