lunes, mayo 13, 2024
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Refugio en otro país: un drama

En el mundo, como nunca antes, vastos contingentes de pobladores de varias naciones han tenido que buscar refugio en países vecinos a los suyos, e inclusive en continentes más alejados. Las matanzas, persecuciones, manejos autocráticos y tiránicos en tales estados, guerras, han originado ese lastimero éxodo en el orbe, frente al cual ni los organismos internacionales pueden hallar una solución, pese a lo desgarrador del problema. Últimos reportes hacen notar que en el planeta los refugiados ascienden a unos 103 millones, se dice, un 15 % más que en el año 2021.
Esos millones de seres humanos han tenido que dejar sus hogares, huir dentro o fuera de sus países, como desplazados internos o refugiados, según cifras actualizadas que proporcionó la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Puntualizan que “una de cada 77 personas en el mundo sufre estos desplazamientos forzados, el doble que hace una década”, de acuerdo con lo que se puede constatar en dicho informe, que toma en cuenta todo lo que sobre el particular ocurrió hasta fines de junio de este 2022.
Se destaca que Siria es el país con siete millones de desplazados y refugiados, lo que significa el mayor número de gente en tales condiciones. Le sigue –como nunca antes había ocurrido– Venezuela, con 6,5 millones, y Ucrania con 5,5 millones, aunque en este último caso las cifras, deplorablemente, siguen en aumento, por lo que está pasando en estos últimos meses, siendo que el número real, dicen, asciende a 7,7 millones. En tanto, Afganistán, Sudán del Sur, Birmania o República Democrática del Congo son otros estados que, cada uno, superan el millón de personas refugiadas y desplazadas. Se hace hincapié en que hasta mediados de esta gestión en el planeta el número de personas que dejaron sus países por conflictos y otras crisis, alcanzaba a 32 millones, o sea un 24 por ciento más que a finales de la pasada gestión 2021, esto sobre todo debido a la invasión rusa a Ucrania.
Como se podrá apreciar, se trata de un drama de proporciones desmesuradas y ante la cual la misma comunidad internacional se muestra impotente de hallar la salida que permita retornar a sus terruños a esos millones de seres humanos y, no obstante, quizá algunos de ellos hayan podido encontrar una mejor vida y condiciones más dignas de sobrevivencia, mientras otros podrán estar en peor situación que antes de abandonar su país natal. Lo cierto es que tan calamitosa realidad, en mayor proporción se debe a regímenes autoritarios y tiránicos, así como por el rostro descarnado de la guerra.
Dios quiera que Bolivia jamás atraviese por semejante iniquidad, pues bastante tenemos con la dura vivencia que tienen cientos de miles de compatriotas migrantes que un buen día decidieron irse, buscando una vida mejor, ante la escasez de fuentes de trabajo y otras condiciones adversas que se debe soportar a diario en un contexto avasallado por las angurrias de poder.

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