El programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha hecho conocer datos sobre Desarrollo Humano en estos últimos dos años. Nuestro país está en el número 118 de 191 países, y en Sudamérica está por encima de Venezuela, es decir en el penúltimo lugar. Entre los países sudamericanos con más desarrollo humano están Chile, en el lugar 42, Argentina 49, Uruguay 58, Perú 84 y Brasil 87 (EL DIARIO, 10.09.2022).
Entre algunos parámetros para medir el Desarrollo Humano están: la esperanza de vida, el nivel de educación, los ingresos per cápita, vivienda, empleo digno. Para otros estudios el desarrollo humano está relacionado con las libertades y derechos humanos que permitan el desarrollar las potencialidades de los ciudadanos para una buena calidad de vida y debe abarcar a todos los sectores de habitantes.
No cabe duda que en el decurso de las últimas centurias, ha habido importantes avances, pues se vive más tiempo, la pobreza se ha morigerado, hay menos desnutrición, el acceso a la educación ha aumentado, la tecnología está al alcance de casi todos, pero aún persisten grandes limitaciones al desarrollo de los hombres, como el elevado desempleo, el hambre, la precariedad en la salud y, en muchas partes del planeta, restricciones a las libertades y derechos humanos.
Los países más ricos (G7 y G20) han fijado el año 2030 como meta para alcanzar un desarrollo humano más aceptable. Los informes sobre esta materia determinan que son los pobres, marginados del desarrollo humano, los grupos más vulnerables, entre los que se encuentran los indígenas, grupos étnicos, refugiados, discapacitados, pobladores de los cordones suburbanos que padecen de desigualdad, exclusión, discriminación, prejuicios, intolerancia, problemas de género, y nosotros agregamos escaso nivel de educación.
El desarrollo humano también tiene que ver con la Seguridad Nacional, pues un Estado con bajo nivel de desarrollo humano, es más vulnerable a las afectaciones a su seguridad y defensa, incluso la seguridad interna es afectada, pues las demandas de la sociedad no pueden ser atendidas y se vive en permanente conflicto, alterando la paz y tranquilidad social y la estabilidad de los gobiernos.
Los organismos internacionales de asistencia económica suelen medir el grado de desarrollo de los países, con la simpleza de medir el crecimiento per cápita, dividiendo los ingresos entre el número de habitantes, basándose en los datos de las oficinas públicas, que generalmente no reflejan la realidad socio-económica real. El verdadero nivel de desarrollo es el índice de desarrollo humano, porque observa los componentes que hacen a la vida cotidiana de los individuos. Ya lo dijimos en una anterior nota: “las estadísticas no alimentan a la gente” y agregamos: menos la propaganda oficial.
Para encarar el desarrollo humano, se debe implementar un desarrollo sostenible en el tiempo, para eliminar la pobreza extrema y media, igualar las oportunidades, pero fundamentalmente volcar recursos al fomento de la actividad de los pequeños y medianos emprendedores, creación de cooperativas de producción, garantizar la propiedad, respeto y fomento a los emprendimientos privados, que generan fuentes de empleo, y políticas públicas de buena y eficiente administración fiscal, para optimizar recursos que sean dirigidos precisamente a los sectores más necesitados.
Muchos gobiernos de países de escaso desarrollo, mal administran los escasos recursos que tienen, despilfarrándolos en políticas demagógicas, que solo buscan el rédito propagandístico de corto plazo y con fines de mantenerse en el poder, con obras “elefantiásicas” y corrupción política.
El camino más certero al desarrollo humano, no es otro que la “educación”, pues los conocimientos harán a los individuos libres y dueños de su presente y porvenir.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente en educación superior.