lunes, abril 29, 2024
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Un escenario de múltiples asesinatos

Cinco hombres fueron baleados el domingo 11 en San Matías, frontera con Brasil. A pesar de que en los últimos 20 años fueron asesinadas 150 personas en esa localidad del departamento de Santa Cruz, el Estado brilla por su ausencia. Al contrario de esta omisión de los gobiernos, San Matías debería ser sede de fuertes destacamentos de las Fuerzas Armadas y de la Policía, a fin de desarrollar intenso control. Ese día la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) y los fiscales recién llegaron en la noche, sino fue al día siguiente. Ante tan graves circunstancias, la FELCC debería establecer una oficina permanente en esta frontera. Migración, por su parte, se encuentra ausente y los brasileños ingresan y salen sin restricciones, lo propio ocurre con los lugareños.

El primer atacado fue José Shiriqui, aproximadamente a las 07:15, cuando se encontraba en una tienda. El dueño o empleado resultó herido. Según una segunda versión, el hecho a mano armada habría tenido lugar a horas 19 en una riña de gallos, junto a Jhonny Arce. Herido éste, fue trasladado a un hospital de Cáceres, Brasil. Tres de las víctimas de sicarios tienen antecedentes de tráfico de drogas. El caso se trataría de un “ajuste de cuentas”, entre narcos. Shiriqui, hijo de un general de Ejército, al parecer fue confundido en el comercio donde se encontraba, error al que se debería el asesinato. Se espera confirmación del lugar del fallecimiento.

Se habla acerca de que en San Matías residen “capos” del narcotráfico y que ello sería de conocimiento de las autoridades. Lo evidente es que en muchos motorizados pasean su mercadería ilícita en San Matías. El ajuste de cuentas emana de la disputa entre los cárteles Vermelho y el Primer Comando de la Capital, ambos brasileños. El asalto a uno de estos transportes con fuerte cargamento de cocaína estaría generando las mortíferas balaceras. Entre los asesinados el mismo día se encuentra un narco de apellidos Arce Pillar (brasileño), a quien se endilga la muerte violenta del piloto boliviano Pablo Suárez, en Santa Cruz, en otro posible ajuste de cuentas.   

El Estado es el gran ausente en casi toda la gama fronteriza del país y San Matías es un ejemplo. En el Occidente, los pueblos fronterizos y otros de más allá son refugio de contrabandistas y depósitos de esa mercadería. Cuando los agentes aduaneros intentan proceder al decomiso son atacados por comunarios e inclusive hubo muertes. Los jueces tienen su parte, en la capital cruceña algunos narcos y sicarios detenidos en Palmasola obtienen con facilidad medidas sustitutivas. Se cree que uno de los asesinados de San Matías gozaba de esa gracia. Entre tales medidas, debía presentarse cada ocho días a suscribir el libro correspondiente. Nunca lo hizo. Nadie intervino para el cumplimiento. Por esto y mucho más, se dice que a poca distancia de El Alto no aparece ni la sombra del Estado. En suma, una especie de “tierra de nadie”, pero reinado de la política.

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