Triunfal retorno de la minería

Bolivia fue siempre país agrícola, inclusive durante la etapa colonial española, excepto en algunos momentos de explotación de la plata. La etapa republicana de Bolivia fue agrícola y duró hasta mediados del Siglo XIX, cuando por extremas teorías ultraliberales, volvió a ser país minero y dejó de ser nación que gozaba de amplia soberanía alimentaria. Esa última época duró desde entonces y al presente se reproduce con intensidad.
En efecto, a la producción y exportación de estaño, ahora se suman la explotación de oro, litio, metales raros, zinc y otros, proyectándose, a corto plazo, la explotación, para fines de exportación, de azufre, piedras preciosas, extensión en cantidad y calidad de oro, etc., y ni qué decir de mano de obra indígena.
En los hechos ya Bolivia es de nuevo país dedicado casi exclusivamente a explotar e importar materias primas minerales a países metropolitanos, donde son industrializadas. El proceso actual es similar a la de la segunda década del Siglo XIX.
En pocas palabras, el desarrollo actual de la economía es minera y su contenido político es colonial. En efecto, es sabido que cuando un país dedica su economía a producir minerales y exportarlos, adquiere la condición de Estado colonia, en mayor o menor proporción.
Esa transición de país agrario a país minero, arrastra perjuicios conocidos. Ya un economista boliviano lo denunció hace más de un siglo. José Luis Tejada Sorzano aseguró en el libro “Después de la crisis…”, en el año 1908: “Nuestras industrias, extractivas en casi su totalidad, obtienen materias primas que para ser transportadas deben tomar el camino del extranjero, los alimentos que consumimos, con muy marcadas excepciones, los vestidos que gastamos, todos los objetos en fin, de primera necesidad o lujo que empleamos para la vida, que deben ser de nuestro territorio, debemos importarlos”. Opinión que al presente cobra candente actualidad y confirma el retroceso que registra el país, debido a la necesidad de los gobiernos de tener más dinero de las exportaciones para mantener sus gastos y consolidarse en el poder.