jueves, mayo 16, 2024
InicioSeccionesOpiniónLa dimensión humana de la ciudad

La dimensión humana de la ciudad

El concepto de dimensión humana de la ciudad, fue promovido por Jan Gehl –arquitecto danés que coloca a la persona como sujeto principal de la planificación urbana–; para él, la ciudad es un lugar de encuentro donde caminar y visitar el espacio público debieran ser actividades a la vez necesarias como placenteras. La persona y su espacio vital, la velocidad de circulación peatonal, la generación de estímulos, la estructura urbana junto con la provisión de infraestructura adecuada son conceptos que de manera conjunta influyen sobre la decisión de quedarse o no en la ciudad, la “ciudad a la altura de los ojos”, sería entonces una condición necesaria para alcanzar tanto desarrollo humano como crecimiento económico.
La propuesta de Gehl en su libro Ciudades para la Gente, se fundamenta en experiencias sobre cómo la planificación de la vida y los espacios (la escala menor), generan un mayor impacto en las dimensiones de la actividad humana: económica, social, salud, cultura y seguridad entre los principales. Que las personas quieran visitar y permanecer en la ciudad, tiene efectos positivos principalmente sobre la provisión de servicios y el capital humano, que aportan a la innovación, sin dejar de lado su efecto positivo sobre el mercado inmobiliario.
¿Y el centro histórico de la ciudad maravilla? En 2014, La Paz fue reconocida como una de las 7 ciudades maravilla del mundo, este premio sirvió de mucho para promover el turismo, además de fortalecer el sentido de “paceñidad”; aunque desde hace algún tiempo, lo maravilloso de la ciudad y de su centro histórico, ha ido perdiéndose. La existencia de obstáculos urbanos, como puestos de venta, la excesiva contaminación auditiva y saturación visual, el deterioro de las aceras, junto con una inadecuada gestión de tráfico vehicular; hacen que caminar por el centro de la ciudad de La Paz, no sea una experiencia del todo estimulante ni gratificante. Asimismo, debido a su configuración, es complejo articular circuitos turísticos que promuevan una mayor visita de los espacios públicos como plazas y parques, máxime cuando la dinámica del centro está casi restringida a la realización de actividades laborales entre lunes y viernes.
Los espacios públicos, en muchos casos, han sido copados por actividades que desvirtúan su naturaleza de ser espacios de recreación, distención e interrelación personal, el ejemplo más grave es la situación de la Basílica Menor de San Francisco, patrimonio cultural e icono de la ciudad emplazado en un sector con alta presencia de visitantes extranjeros, que a la fecha funge como punto de intercambio de compras digitales y mercado itinerante, donde se emplazan ferias de todo tipo y expresiones urbanas que han incidido entre otros en el incremento de la inseguridad ciudadana y el deterioro de la calidad de vida. En este escenario, La Paz poco a poco va perdiendo su cualidad como ciudad que atrae visitantes y esta situación repercute sobre la capacidad para promover el crecimiento económico.
Tanto las autoridades, como la sociedad civil, debemos ser conscientes de que la vitalidad de la ciudad, aporta a mejorar las condiciones de vida y promover la recuperación económica; garantizar a la persona una estadía satisfactoria por la ciudad es el primer escalón para promover un verdadero desarrollo urbano.

El autor es economista.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES