viernes, mayo 3, 2024
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Fortalecer la integración regional

“Estamos ante una oportunidad que nos llama a fortalecer aún más la integración regional con las demás agrupaciones regionales como la CAN (acuerdo de Cartagena), Mercosur, ALADI, SIECA, entre otras, creando sinergias para consolidar no solamente el intercambio comercial sino también los aspectos relacionados con las cadenas de valor, aumento de la digitalización e interconectividad, fortalecimiento de los temas de transporte en la subregión y el estímulo a iniciativas regionales con responsabilidad ambiental y social”.
A tiempo de coincidir con esta afirmación, que pertenece a Jorge Hernando Pedraza, Secretario General de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), me permito remarcar que en estos momentos urge dar a los procesos de integración nuevos impulsos, necesarios para retomar la fuerza que tenían hace algunos años, para lograr mayor intercambio comercial ante la crisis de comercio por la pandemia.
Es necesario remarcar que la integración aparece, ahora más que nunca, necesaria para asegurar el crecimiento que necesitamos como países, y devolver al pueblo los índices que se tenía hace algunos años.
Revisando las previsiones de crecimiento en este 2022, nos encontramos con las nuevas proyecciones que hacen organismos internacionales, con tendencia a la baja.
No habíamos terminado de salir de la crisis generada por la pandemia del Covid-19 y ya nos vimos afectados por las secuelas de la invasión rusa a Ucrania, como el alza de los precios a escala mundial de los hidrocarburos y algunos alimentos –especialmente el trigo y el maíz–, además de fertilizantes.
A esto debemos sumar la reducción del crecimiento de los grandes mercados del mundo, como Estados Unidos, China y la Unión Europea, que se traducirá en la reducción de la demanda para muchos productos de exportación.
Todo esto debe ser suficiente para hacer más grande la integración. Ya antes de la pandemia la CAN buscó profundizar la vinculación con otros procesos regionales y llegar a una nueva América Latina.
En ese sentido, desde antes de la pandemia la CAN ha planteado una profundización de la integración entre los bloques económicos de la región tomando en cuenta mecanismos que posibiliten la convergencia de los acuerdos, sus normas y preceptos para alcanzar una América Latina mucho más integrada y con posibilidades mayores de crecimiento conjunto.
Como dijo el Secretario General de la CAN, “en los tiempos actuales, el trabajo conjunto, la complementariedad y la solidaridad cobran más vigencia que nunca”.
América tiene varios procesos de integración o bloques económicos, como el Mercado Común del Sur (Mercosur), Comunidad Andina de Naciones (CAN), Sistema de Integración Centroamericano (SICA), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y el proceso de Integración de la Cuenca de Plata.
Estos procesos de integración fueron conformados a mediados del siglo pasado, con la finalidad de estrechar las relaciones con otros países de su misma región.
En el portal revistas.javerianas.edu.co, de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, se remarca que las nuevas alianzas estratégicas del continente americano no deben ignorar los beneficios políticos de la integración, ni limitarse a la suscripción de nuevos acuerdos de libre comercio. Las alianzas estratégicas entre estados y la creación de bloques económicos y políticos ampliados emergen como una necesidad apremiante para enfrentar los problemas nacionales y generar mayor desarrollo.
Otra de las secuelas del Covid-19 la encontramos en los procesos de integración, que fueron favorecidos por esta pandemia. Investigaciones realizadas en América Latina reflejan que por lo menos el 70% de los latinoamericanos apoya la integración regional, cifra muy aproximada a como era en 2018.
A mediados de la última década del siglo pasado los bloques comerciales, de la mano de la incipiente globalización, tuvieron índices de apoyo que llegaban al 78%. Este fue el momento de mayor aceptación social de la integración.
En los últimos 25 años, el apoyo o desaliento a la integración en América Latina y el Caribe fluctuó con los vaivenes económicos de la región. Los períodos de estancamiento marcaron caídas en la simpatía por la integración. Pasamos de un mundo cercado por las fronteras a uno que consideraba las fronteras como limitantes al crecimiento.
Desde el 2018, el apoyo a la integración se mantuvo en el 71%, a pesar de la crisis de la pandemia, lo que nos lleva a una conclusión interesante: Identificamos el comercio internacional y la integración regional como un canal para la recuperación de la crisis económica.
Empresarios y gobierno necesitamos de la integración y la interconexión entre los bloques económicos. Así tendremos más opciones de enfrentar con éxito los retos que nos presentan tanto la pandemia como la guerra. Solo integrados podemos ofrecer mayor certeza comercial, mercados consolidados y condiciones favorables para nuevas inversiones, respaldadas por una amplia base de mercados más grandes.

El autor es Economista, Académico de Número de la ABCE.

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