Cuando las necesidades insatisfechas y problemas diversos rebasan la racionalidad y pasividad de los alteños, espontáneamente al mando de sus líderes elegidos democráticamente en “asambleas”, apelan a las medidas de hecho: huelga de hambre, bloqueo de mil esquinas, movilizaciones masivas y cerco a un edificio de cemento, que no siente las preocupaciones y demandas de la ciudadanía de sangre y hueso. Eso está ocurriendo exactamente en la ciudad de El Alto.
Urbe gigante y aletargada por sus demandas insatisfechas, que demográficamente explosionó en estas últimas décadas del Siglo XX, como producto de la migración interna de campo-ciudad, originando una multiplicidad de problemas de los padres de familia, referidos fundamentalmente a las condiciones infraestructurales en las que sus niños, niñas y jóvenes estudiantes deben recibir educación de calidad con salubridad óptima y alimentación complementaria adecuada en la escuela.
Necesidades múltiples de las escuelas que la alcaldesa Eva Copa no quiere ver y demostrar actitud humana y política para solucionar demandas de los padres de familia; quizás soluciones momentáneas, porque debido a la expansión acelerada de la ciudad en sus laderas, persistirá la creación de nuevas escuelas, la construcción de aulas, laboratorios, batería de baños, muros perimetrales, mobiliario, equipamiento, material educativo, cámaras de vigilancia, desayuno escolar, entre otros.
En la ciudad de El Alto aún funcionan escuelas en espacios de tierra, polvo y piedra; pese a que tienen matrícula escolar elevada de más de mil estudiantes en turnos mañana y tarde. La misma cantidad de alumnos hace que la batería de baños, por ejemplo, sea insuficiente para alumnos varones y mujeres. Cada año carecen de mobiliario escolar, consistente en mesas y sillas, acordes, por supuesto, para cada nivel: inicial, primario y secundario. Por qué derecho a la educación que tienen los estudiantes, es innegable inscribir en el inicio de gestión.
Ahora hay que señalar; no por mero gusto de perjuicio a la ciudadanía, o por afanes políticos, los padres de familia se declararon hace dos semanas en “huelga de hambre”; incluso llegaron a “bloquear las mil esquinas” de la ciudad de El Alto; protagonizaron movilizaciones masivas y vigilias en pleno frío gélido de invierno en los contornos del Municipio, sin recibir respuesta y diálogo abierto de parte de la alcaldesa Eva Copa. Autoridad edil que, en vez de buscar soluciones efectivas, se escuda en argumentos falaces “inconvincentes”, lo que, indudablemente, enfada o irrita más a los movilizados.
Los reclamos de atención a demandas insatisfechas de los padres de familia, están sustentados en la normativa educativa vigente: Ley 070 de Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”, donde el artículo 80 (nivel autonómico) establece: “Gobiernos Municipales (son) responsables de dotar, financiar y garantizar los servicios básicos, infraestructura, mobiliario, material educativo y equipamiento de las Unidades Educativas de Educación Regular, Educación Alternativa y Especial, así como de las Direcciones Distritales y de Núcleo, en su jurisdicción”.
Esta disposición normativa obliga a la autoridad edil a deslumbrar, iluminar sus habilidades políticas ante una comunidad inmensa de más de cuatrocientas unidades educativas que funcionan en la ciudad de El Alto; antes de tomarse viajes de turismo, salir en entrevistas de prensa, ya que lo único que hace con sus declaraciones es enfrentarse a un gigante dormido, que cuando se levanta no escatima ni prevé consecuencias (vamos a revocatorio…). Lo recomendable es hallar soluciones prácticas y dialogadas para no ahondar más a fondo demandas educativas insatisfechas de la ciudad de El Alto.
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