sábado, mayo 4, 2024
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Refrescar la memoria

Es necesario refrescar la memoria, para diseñar un futuro mejor. Rescatando lo bueno y desechando lo malo, ponderando las acciones constructivas y condenando las destructivas. Con una visión renovadora, en el tiempo y el espacio. Ese es el propósito que anima a las generaciones del presente, después de tantas experiencias nada edificantes. Que el mundo no se acaba ahora, aún hay mucho que caminar.
En México, “Cárdenas (Lázaro) no fue un intelectual ni un teórico: fue un hábil político, un idealista y, al mismo tiempo, un realista. El gobierno de Cárdenas no fue claro está, totalitario. En su tiempo se gozó de una considerable libertad de prensa y de opinión, así como de las otras garantías individuales. Fue un gobierno respetuoso –gran virtud– de la vida de sus adversarios”, escribe Octavio Paz.
Cuanta falta nos hacen hoy líderes de esa talla política: visionarios y de elevada sensibilidad social. Que ratificaron, sin condicionamientos, su vocación de servicio, a favor de sectores desposeídos. Que actuaron, de manera desinteresada, sin exigir contribuciones económicas a sus coetáneos. En ese contexto asumieron medidas de profunda transformación, que fueron debatidas, ampliamente, en su tiempo. Éstas se constituyeron, por supuesto, en paradigmas para futuros gobernantes y, particularmente, para las futuras generaciones.
En la actualidad quienes se precian de líderes no tienen la talla de aquellos. No seducen con sus discursos, con sus propuestas ni con sus ideas, sino que confunden con sus despropósitos. Hablan de cosas triviales, no responden ante desafíos enormes. Recurren a la mentira, a la calumnia y la cárcel para destruir a sus adversarios. Les cuesta humanizar la actividad política, dejar de practicar el canibalismo político. Amenazan con levantarse, si alguien los tocara, poniendo en vilo la unidad de sus pueblos.
Parece que un preso político fuera un trofeo, en países donde se impone el autoritarismo. Sus ejecutores lo exponen, sin el menor rubor, ante el concierto de las naciones, de la región y del mundo. Entre los estados latinoamericanos hay tres, plenamente identificados, donde campean el miedo, la zozobra y la incertidumbre. Donde la persecución y el encarcelamiento son cosas del cotidiano vivir.
Con la manida acusación de “terroristas, conspiradores y golpistas”, encerraron a sus opositores en infrahumanas celdas carcelarias. Cobraron revancha vulnerando los Derechos Humanos y conculcando las libertades ciudadanas. Con la cabeza de sus enemigos en la picota, parece que quisieran sentar precedentes para que nadie, en el venidero, ose levantar la voz de crítica en contra de ellos. Su propósito es perpetuarse en el Poder e irradiar esos métodos a otras naciones.
Pero, gracias a Dios, surgen otros gobiernos que no comulgan ni respaldan tales tropelías en nuestro continente. Ello significa madurez y avance hacia la reivindicación de las libertades, en democracia. En hora buena. Mientras los regímenes autoritarios, con una dilatada presencia, apoyan la sangrienta invasión a Ucrania, iniciada el 24 de febrero del pasado inmediato. Creen que el invasor está sentando soberanía en ese país, con acciones destructivas y de muerte.
En suma: se impone renovar líderes, de manera urgente. ¡Ahora o nunca!

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