viernes, mayo 3, 2024
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Notable precio del Metal del diablo

Se puede decir que el Siglo XX fue para Bolivia el Siglo del estaño o también llamado “Metal del diablo”. Los primeros cincuenta años de explotación de ese metal (1900-1952), fueron de ilimitado e incalculable beneficio para un empresario nacido en el pueblo de Caraza (municipio Santiváñez) de Cochabamba y otros dos mineros importantes, que formaron parte de lo que en esa época se denominó “Barones del estaño”.

Al principio para la producción de las minas de estaño no se necesitó perforar la montaña y descubrir las vetas del mineral, sino recogerlo a mano de la cumbre de los cerros, donde se encontraba con el nombre de “estaño madera” y servía para la exportación directa a la fundición de Londres. El precio del estaño era de alrededor de cincuenta centavos la libra fina y, pese a eso, contribuyó a la aparición de potentados que estaban clasificados como los supermillonarios más grandes del mundo. Pero las minas se agotaron, el estaño solo se hallaba en las profundidades de la tierra, su precio se mantuvo bajo y los problemas políticos se agudizaron, demandando la nacionalización de minas, con la esperanza de que las ganancias beneficiaran a sus dueños, los bolivianos.

Entonces se produjo la nacionalización de minas que se realizó con los yacimientos agotados y el precio en alrededor de 46 centavos la libra fina, precio congelado que no cubría ni en mínima parte el costo de explotación. Esa nacionalización fue más una medida política que económica.

Los cincuenta años siguientes de Comibol fueron de quiebra permanente, debido al precio bajo del estaño en el mercado mundial y giraba por debajo de un dólar la libra fina. Además, las huelgas de obreros eran incontrolables, mientras el costo de producción llegaba de 3 a 4 dólares la libra. El mismo Estado que nacionalizó las minas se derrumbó en 1964. La tonelada de libra fina en 1962 alcanzó a 856 dólares la tonelada, según el Consejo Internacional del Estaño. Esos antecedentes no son comparables con los precios actuales del “Metal del diablo” que, a febrero, subieron a 43.983 dólares la tonelada métrica, sin huelgas obreras ni mayores dificultades.

La minería del estaño de propiedad del Estado ha entrado en boya, como en los 15 años del gobierno del MAS y pese a esos grandes ingresos, la empresa estatal no logró los beneficios que se alcanzó en la primera etapa de la nacionalización. En todo caso, es de esperar, en esta oportunidad, que las ganancias que está produciendo el estaño sirvan para sacar de la agonía a Comibol y contribuir a que todo el pueblo boliviano sea partícipe, como propietario, de los beneficios de la increíble cotización del “Metal del diablo”.

Los autores de la nacionalización de las minas no se beneficiaron con su obra, sino sus sucesores. ¡El diablo no sabe para quién trabaja!

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