sábado, mayo 4, 2024
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Maltratos familiares causan dolor y desgracias en niños

Desear que todos los niños sean felices, que sus males sean mínimos, que no sean motivo de maltratos por parte de sus padres o de alguno de ellos o que no sufran algún dolor o caída siempre es ideal para toda familia. Lamentablemente, no siempre ocurre que nuestros niños, todos los niños, logren estados de vida ideales y que jamás estén expuestos a algún sufrimiento. Por ejemplo, cuando un niño no es hijo de ambos padres, se corre el riesgo de que el menor sufra por discriminación, dureza, diferencias o maltratos. O resulten fríos e indiferentes y sean causa de diferencias odiosas que destruyen la armonía hogareña, resultando víctimas del padrastro o de la madrastra y, a la vez, originando antagonismos en el hogar.

Tanto mujeres como hombres, antes de contraer nuevas nupcias habiendo hijos de una de las partes, deben sopesar honesta y responsablemente sus sentimientos y no hacer que cualquiera de los hijos resulte víctima propicia para dirimir cuestiones familiares o, peor, sean motivo de maltratos, Y es que esos niños son inocentes y no tienen culpa alguna de lo que hagan sus padres. Nadie duda de que debe ser difícil discernir qué es lo más conveniente, pero ambos deben comprender que el hijo adoptado es parte de quien va con el padre o con la madre y que su labor primera es atenderlo, cuidarlo y preservarlo de todo mal o peligro y no exponerlo muchas veces a la furia o mal carácter de quien descarga su rabia o frustraciones contra un inocente sin culpa alguna.

Quienes vayan a propiciar o realizar el matrimonio de una pareja donde uno de los contrayentes ya tenga hijos, deberían cuidar debida y oportunamente que reciban las instrucciones y consejos adecuados. Son los oficiales de Registro Civil o religiosos que oficiarán en las bodas los que deberían cumplir esta labor tan importante, así sea contando, en su momento, con el asesoramiento psicológico de un profesional o de un religioso sobre los pasos que vaya a dar cada pareja.

De todos modos, la responsabilidad de quienes contraigan matrimonio llevando consigo a niños cuyos padres son diferentes, deben obrar con la responsabilidad necesaria y teniendo la certeza de que ninguno de los hijos sufrirá consecuencias. Y las autoridades, cuando reciban queja alguna sobre maltratos que alguno de los padres comete contra los niños, deben intervenir con la mesura, tino y prudencia necesarios, para evitar consecuencias dolorosas para las partes.

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