Contemplativo colmo de la justicia

Son cientos o miles los ciudadanos que manifiestan sus quejas y protestas por la corrupción que inunda el aparato judicial del país. Esta cadena se inicia en las fiscalías y se prolonga a jueces y magistrados en sus distintas instancias o niveles. Por su parte, la Policía tiene lo suyo en la telaraña de la injusticia. Los altos estratos de este aparato, encargados de supervisar la correcta administración de justicia, conviven con la corrupción y la toleran porque sus propias culpas detienen su intervención, siendo pocos los que están a salvo de la crítica pública. La cumbre de esta pirámide torcida, el Consejo de la Magistratura, directamente llamado por ley a vigilar un trasparente desenvolvimiento judicial, es el órgano que “se lleva la flor” –ya marchita y no apta para lucirla–, para decirlo con sobrada indulgencia.
En el haber de este Consejo están los 300 expedientes extraviados con denuncias contra jueces corruptos, acompañados de sus pruebas. A la vez cuenta la infaltable simonía previa para los que pretenden incorporarse a juzgados y demás tribunales. Es de imaginar, por tanto, el peso muerto sobre las espaldas de los que por A o por B deben caminar en el resbaladizo piso de la justicia. Entonces a la comunidad le sobran razones para haber perdido hasta la menor confianza en el aparato brevemente descrito.
Todos los días suman centenares de procesos y demandas mal llevadas, rechazadas o maltratadas en los distintos juzgados. En este “paraíso” resalta hace ya meses el caso de las 41 ambulancias, ahora 44, bajo responsabilidad del gobernador de Potosí, Jhonny Mamani, quien pese a muchas sindicaciones permanece intocable e inmune ante la Justicia. Ni siquiera ha sido citado a declarar a la fiscalía. Un contrato cerrado con Estefals Logistics por 20.5 millones ha sido anulado por “fuerza mayor”, cuando el escándalo salió a luz. Según los documentos de importación, Mamani es el comprador de las ambulancias y la supuesta empresa Estefals es “intermediaria”.
Una de las irregularidades –por decir lo menos– fue la obtención engañosa del NIT, sonsacado a un taller de reparaciones por funcionarios de la Gobernación. Este hecho confirma el dolo que rodea al caso. Aunque es increíble, existe un acta de satisfactoria entrega de las 41 ambulancias. Pese a tanta evidencia, la protección a Mamani radica en su cercanía con el expresidente Morales Ayma, mismo que lo proclamó candidato personalmente. Ese hecho es bastante para que la fiscalía y la justicia permanezcan de brazos cruzados. Se demuestra una vez más que la palabra del exmandatario todavía constituye una orden que nadie se atreve a revisar. Algo huele muy mal en Dinamarca, como se suele decir.