Olvido de principios por parte del Gobierno

El principio es el fundamento, el punto de partida, la idea rectora de la conducta en general del individuo y de la política, en particular de un partido. El principio es un concepto central, la base de un sistema. Es la norma ética que caracteriza las relaciones entre los individuos y las naciones en la sociedad humana.
La práctica de los principios ha puesto en primera actualidad la invasión del “oso ruso” a la pequeña Ucrania. En primer término, el gobierno de Vladimir Putin ignoró autocráticamente el principio de la autodeterminación de los pueblos y, al mismo tiempo, tiró por los suelos la norma de uno de los grandes pensadores de la humanidad, que dijo que “la única política correcta es la política de principios”. La violación a dicho principio sirvió para ejecutar la invasión a Ucrania, frente el repudio de casi todas las naciones, excepto unas pocas colonias del neocolonialismo, que son furgón de cola de Moscú, cuyo único principio es no tener principios.
En efecto, el gobierno de Putin al invadir a la nación ucraniana echó por la borda el principio universal de autodeterminación que legó Lenin y adoptó, en cambio, la inconducta intervencionista de derecha de Stalin, que gobernó, como zar omnipotente, de 1920 a 1953 y fue continuada por varios de sus sucesores hasta 1990, hasta que advino el gobierno de Mijaíl Gorbachov, que puso en orden las cosas
Al respecto, dicho principio también incumbe al Estado Plurinacional boliviano. En efecto, el Gobierno apoyó en dos oportunidades, en Naciones Unidas, la invasión armada de Moscú a Ucrania y así se solidarizó e identificó materialmente con la negación putiniana del principio de autodeterminación, decisión derechista en un gobierno que se dice de izquierda y mantenedor de los principios. Pero eso no es todo.
Entretanto, el gobierno chileno, pese a una supuesta posición de política de izquierda, se opuso en NNUU a la invasión rusa a Ucrania, defendiendo así el principio de autodeterminación, conducta en absoluto contraria a la boliviana. Esa actitud tiene, a la par, características particulares, pues la política externa de la cancillería del Mapocho fue de antiguo, expansionista y contraria al derecho de autodeterminación, como, en efecto, ocurrió de hecho con la invasión, sometimiento y conquista de pueblos vecinos, como en 1879, cuando se apoderó de territorios de Bolivia y Perú, conducta que ahora modificó sustancialmente y hacia la cual evolucionó con sensatez, poniéndose a tono con los pueblos del mundo.
Esa actitud sin principios del gobierno de La Paz es contraria a la lógica y la mundial práctica de la autodeterminación e independencia proclamada por todas las naciones. Tiene, por otro lado, el agravante que acepta la pasada anexión y ocupación de territorios nacionales por la fuerza y, en ese sentido, también aceptaría ahora la apropiación de recursos naturales, como las aguas del Silala.
La ignorancia y desprecio a los principios tiene, por tanto, funestos alcances.